martes, 2 de diciembre de 2014

Incremento del número de suicidios en España motivados por la crisis y silenciados por los medios


La crisis arruina y mata. En España se producen a diario casos de suicidio ante los que los medios no informan.
Se trata de no provocar alarma social y de atenuar la tragedia, se dice. De nuevo los efectos por encima de las causas.
Los últimos datos oficiales corren de la fecha del 2011 al 2012 de la foto principal. Los suicidios aumentaron en España un 11,3% entre 2011 y 2012. Según los datos publicados por el INE, en España hubieron 3.539 casos (7,5 cada 100.000 habitantes) durante el 2012, la mayor cifra registrada desde el 2005. Cabe constatar que desde que empezó la crisis este incremento es mucho menor, un 2,8% entre 2008 y 2012. Este menor aumento se debe a que entre 2008 y 2010 la tasa de suicidios disminuyó pasando de 7,49 casos cada 100.00 habitantes a 6,69 y posteriormente aumentó pero muy levemente hasta los 6,74 en 2011.
Si bien el total de casos registrados durante los años de crisis no difieren en gran medida al de los años anteriores a la misma, sí que es signtificativo el aumento registrado entre 2011 y 2012.
Más hombres que mujeres
Un 77% de las personas que decidieron quitarse la vida en 2012 fueron hombres y un 23% de mujeres. Este mayor porcentaje de casos masculinos es apreciable en todas las provincias españolas así como a lo largo de todos los años estudiados (2008-2012).
Provincias
La provincia que registra una mayor tasa de suicidios en 2012 esLugo (16,1), seguida de Granada (14,4). En Galicia y Asturias se observan las tasas más altas durante el periodo estudiado. Las provincias del centro de España, con Madrid (1,5) a la cabeza, son las que registran una menor tasa de suicidios.
Menor que en otros países desarrollados
Según datos de la OCDE, los casos registrados en España son inferiores al de otros países desarrollados. España, con una tasa de 6,2 suicidios cada 100.000 habitantes en el 2011, tiene una tasa menor a la de Portugal (8,5) y está muy lejos de los altos valores que registra Japón (20,9).
Las causas tienen nombre y apellidos: casta política y financiera. Uno de los últimos casos ha sido el de una mujer minusválida en Málaga. La prensa ocultó el suceso, pese a la aparatosidad de su muerte, presenciada en vivo desde la calle por más de un centenar de personas.
Isabel, divorciada de 56 años, no pudo superar el hecho de verse obligada a dejar su vivienda como consecuencia de un desahucio. La mujer se arrojó a la calle desde el undécimo piso de su vivienda, en la calle Maestro Chapí. Ocurrió el pasado día 7. El cronista se enteró del suceso a través de uno de los testigos presenciales, uno de los muchos que fueron testigos de los agónicos minutos de espera, con la mujer subida a la barandilla del balcón, de espaldas a la calle y haciendo oídos sordos a las desesperadas llamadas disuasorias de policías, bomberos y vecinos.
Son noticias que sacuden el país casi a diario y que no se mencionan. Ningún responsable político habla de la proliferación de suicidios en España. Pocas veces aparecen reflejados en las crónicas de sucesos.
Las depresiones con consecuencias fatales afectan, sobre todo, a empresarios que han visto derrumbarse el trabajo de una vida. Dado que España es un país de empresas familiares, la ruina tiene una connotación especial. Ante el fracaso, el sentimiento de responsabilidad es aún mayor, y de ahí la desesperación.
«Lo siento, pero no me queda otra salida. Cuídate mucho». Con estas palabras, Isabel se despidió telefónicamente de una amiga antes de poner fin a su vida. Es uno de los pocos casos de los que hemos tenido cuenta. La mayoría de los suicidios españoles tienen lugar en la más absoluta oscuridad, sin que trascienda su tragedia.
Aunque no hay cifras oficiales y muchos de estos casos se camuflan como accidentes, hay un suicidio diario a consecuencia de la precariedad económica, según Eures, la red creada por la Comisión Europea para facilitar la movilidad laboral.
Se trata de empresarios, desempleados, autónomos, incluso jubilados con pensiones de miseria que se quitan la vida por falta de dinero, de trabajo, o desesperanza.
Los empresarios hablan de situación dramática. En los tres últimos años se han cerrado decenas de miles de empresas. Sus denuncias se refiere al peso excesivo de los impuestos, la falta de inversiones gubernamentales, retraso en los pagos por parte de las administraciones públicas, excesiva burocracia y corrupción.
Viven de la pensión del abuelo
En muchos medios se presenta la imagen de una España desesperada por la crisis: Precios por las nubes, salarios inmóviles (entre los más bajos de Europa), y récord de impuestos. Con este panorama desolador, algunos confiesan que tienen que hurtar productos alimenticios en los supermercados para poder sobrevivir. Por si fuera poco, las familias no gastan ya. Muchas viven de la menguada pensión del abuelo. Es el peor momento en relación con el consumo en más de 70 años.
También entre los empleados que han perdido su puesto de trabajo está habiendo suicidios. Eso sin contar los jóvenes que han caído en los brazos de la droga debido a la falta absoluta de expectativas de futuro. Se teme que el número de drogodependientes en España esté superando las cifras registradas en la segunda mitad de los 70. Ante la falta de medios para adquirir la droga, se recurre a sustancias ‘estupefacientes’ tan insólitas como las que se elaboran a través de las boñigas de vaca, según relata a AD una fuente policial.
Es difícil saber qué suicidios se deben en su integridad a la crisis o bien se habrían producido igualmente debido a la inestabilidad psíquica de las víctimas. De todos modos, es un hecho incontrovertible que estos sucesos se han disparado.
Es un presente duro el que está viviendo España. Tal vez el peor desde la guerra civil española. Y lo peor es que hay poco margen para la esperanza. ¿Cuántos más suicidios se seguirán ocultando en los próximos meses?