El impacto que provoca
el consumo de bebidas azucaradas en el cerebro de los niños y adolescentes es
mayor y diferente al que este tipo de bebidas ocasiona en los adultos.
A los primeros, les afecta más en las áreas de toma de decisiones y de
motivación.
En cambio, en los adultos, el impacto es bajo, de acuerdo con un estudio de
la Universidad de la Escuela de Medicina de Yale, en Estados Unidos, presentado
en la 74.° sesión científica de la Asociación Americana de la Diabetes, que se
lleva a cabo en la capital mexicana.
La investigación explica que con el incremento de la obesidad en niños y
adolescentes asociado al aumento de la diabetes tipo 2, existe un creciente
interés en averiguar cómo los cuerpos de los niños y adolescentes procesan los
alimentos y de qué manera estas dos enfermedades empiezan su desarrollo
tempranamente.
En el estudio citado, se comparó cómo los cerebros de los jóvenes y los
adultos difieren en su respuesta al consumo de bebidas azucaradas, incluidas
las gaseosas.
Los investigadores detectaron que, en los adolescentes, la glucosa
(azúcar)se incrementó en el flujo de sangre en las regiones del cerebro
relacionadas con la motivación y la toma de decisiones, mientras que en los
adultos se redujo el flujo de sangre en estas áreas.
"Si bien no podemos especular directamente sobre la forma en que puede
influir la ingesta de glucosa, sin duda nos muestra las diferencias en la
respuesta al azúcar entre adultos y adolescentes", destacó Ania
Jastreboff, profesora asistente de Medicina y Pediatría de la Escuela de
Medicina de Yale.
Jastreboff manifestó que esto es importante porque los adolescentes
consumen una dieta muy alta en azúcares.
Primera aproximación. La investigadora comentó que este análisis es un
primer acercamiento para saber qué sucede con el cerebro de los adolescentes
cuando toman bebidas azucaradas.
En México se estima que hay 11 millones de personas con diabetes y 65.000
personas fallecen por esta enfermedad cada año.
México es también el país donde viven los mayores consumidores de refrescos
azucarados en el mundo, con una ingesta por persona 40% mayor a la que se
registra en Estados Unidos.
Además, se estima que en México hay 89 millones de prediabéticos, de los
cuales 35% son blancos; 39%, afroamericanos, y 38%, hispanos.
En ese país, el promedio de consumo per cápita asciende a 163 litros al
año, en tanto que en Estados Unidos sobrepasa los 118, de acuerdo con cifras
del Centro Rudd para Políticas Alimentarias y Obesidad de la Universidad de
Yale.
Otro estudio presentado durante este foro internacional analizó la
composición de las células de grasa en niños obesos y adolescentes
jóvenes.
A este destacado evento médico asistieron 18.000 personas, entre ellas,
14.000 médicos provenientes de 111 países.
Existe consenso en definir la diabetes como una enfermedad crónica causada
por el mal funcionamiento del páncreas, que en ocasiones es incapaz de producir
la cantidad necesaria de insulina. Esto conduce a peligrosos niveles de glucosa
en la sangre.
Por eso, los diabéticos tienen riesgo mayor de padecer males cardíacos,
accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal, pérdida de visión,
amputación de dedos, pies o piernas, e incluso una muerte prematura, entre
otros.
Fuente: Sott.net