Científicos han
detectado con el telescopio ALMA una serpentina de polvo y gas que fluye desde
un disco externo masivo hacia el interior de un sistema estelar binario.
Esta característica
nunca antes vista puede ser responsable de que el disco interior de esta
estructura se mantenga vivo pues, según los expertos, de otro modo ya habría
desaparecido hace mucho tiempo.
Un grupo de
investigación dirigido por Anne Dutrey, del Laboratorio de Astrofísica de
Burdeos (Francia), y el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia
(CNRS), ha observado la distribución de gas y polvo en un sistema estelar
binario llamado GG Tau-A. Recientemente se ha descubierto que uno de sus
componentes es en sí mismo una estrella doble.
Este objeto tiene sólo
unos pocos millones de años de antigüedad y se encuentra a unos 460 años luz de
la Tierra en la constelación de Tauro. GG Tau-A contiene un disco grande,
exterior, que rodea todo el sistema, así como un disco interno alrededor de
la estrella central, y principal. Este segundo disco interior tiene
una masa más o menos equivalente a la de Júpiter.
Su presencia ha sido
un misterio para los astrónomos, ya que está perdiendo material a una velocidad
que ya le tendría que haber llevado a la extinción hace mucho tiempo. Durante las
observaciones realizadas con ALMA, el equipo descubrió que existen grumos de
gas en la región entre los dos discos, por lo que el disco exterior transfiere
material al disco interior, creando una línea de vida de sostenimiento entre
los dos.
“El material que fluye
a través de la cavidad se predijo en simulaciones por ordenador, pero nunca se
había podido observar antes. La detección de estos grumos indica que el
material se está moviendo entre los discos, lo que permite que se alimenten
entre ellos”, ha indicado Dutrey. “Estas observaciones demuestran que el
material desde el disco exterior puede sostener el disco interior durante mucho
tiempo”, ha insistido.
La investigadora ha
explicado que este hallazgo, publicado en ‘Nature’, tiene consecuencias importantes
para la formación potencial de un planeta. Así, ha indicado que los planetas
nacen del material sobrante de nacimiento de las estrellas, en un proceso lento
en el que se necesita un disco que permanezca para la formación de planetas.
Si este mismo proceso
de alimentación se produce en otros sistemas estelares múltiples, estas
observaciones pueden explicar la frecuencia con la que los planetas han sido y
continúan siendo descubiertos en sistemas binarios. “Ahora, podemos ser
testigos de este tipo de sistemas exoplanetarios en medio de la formación. En
cierto sentido, estamos aprendiendo por qué existen estos sistemas
aparentemente extraños”, ha apuntado otro de los participantes del trabajo,
Jeffrey Bary..
Fuente: Europaress.es