La artritis, en términos generales, es la inflamación e hinchazón del
cartílago y membranas de las articulaciones, generalmente acompañada de un
aumento de líquido en la articulación. La artritis tiene múltiples causas; de
la misma forma que una irritación de garganta puede tener su origen en una
variedad de enfermedades, la inflamación de las articulaciones y la artritis se
asocian a diferentes dolencias.
La artritis y los pies
La artritis es un componente frecuente de enfermedades complejas que pueden
incluir más de cien problemas identificables. Si los pies parecen más
susceptibles a la artritis que otras partes del cuerpo es porque cada pie tiene
treinta y tres articulaciones que pueden verse afectadas, y no puede evitarse
el dolor de la tremenda carga que soporta el pie.
La artritis es una enfermedad que puede producir discapacidad y
ocasionalmente parálisis; afecta a casi cuarenta millones de norteamericanos.
En algunas de sus formas, parece presentar tendencia a heredarse. Mientras la
preponderancia de la artritis se incrementa con la edad, cualquier persona
desde la infancia a la mediana edad es una víctima potencial. Las personas de
más de cincuenta años son las principales afectadas.
Los pies artríticos pueden llevar a la pérdida de movilidad e
independencia, pero eso puede evitarse con un diagnóstico temprano y cuidado
médico apropiado
.
Algunas causas
Además de por herencia, los síntomas de artritis pueden aparecer de varias
formas:
· Por lesiones,
notablemente en atletas y trabajadores industriales, especialmente si las
lesiones han sido ignoradas (lo que suele ocurrir con lesiones en los pies).
· Por infecciones
bacteriales o virales que atacan las articulaciones. Los mismos organismos que
están presentes en la neumonía, la gonorrea, infecciones de estafilococos o la
enfermedad de Lyme causan la inflamación.
· En conjunción con
desórdenes intestinales como la colitis o la ileítis, que frecuentemente llevan
a condiciones artríticas en las articulaciones de los tobillos y los dedos de
los pies. Esas enfermedades inflamatorias del intestino parecen distantes de la
artritis, pero tratarlas puede aliviar el dolor artrítico.
· El uso de fármacos,
tanto medicamentos como drogas ilegales, puede provocar artritis.
· Como parte de un
síndrome de enfermedad autoinmune congénita de origen indeterminado.
Investigación reciente sugiere, por ejemplo, que un gen defectuoso puede tener
un papel en la artritis ósea.
Síntomas
La artritis puede afectar a la estructura y funcionalidad de los pies, y
por ello es importante ver a un doctor en podiatría si alguno de los síntomas
siguientes aparece en los pies.
· Hinchazón en una o más
articulaciones.
· Dolor recurrente o
molestias en alguna articulación.
· Enrojecimiento o calor
en una articulación.
· Limitación en el
movimiento de una articulación.
· Rigambios en la piel,
incluyendo sarpullidos y crecimiento.
Algunas formas de artritis
La artritis ósea es la forma más común de artritis. Frecuentemente se le
llama enfermedad degenerativa de las articulaciones, o artritis “de desgaste”.
Aunque puede ser provocada repentinamente por una herida, generalmente comienza
de forma gradual; la edad produce rupturas en el cartílago, y el dolor se
vuelve progresivamente más severo, aunque puede aliviarse con el descanso. Es
característico un dolor nocturno sordo, palpitante, y puede ir acompañada de
debilidad o deterioro muscular. El caminar puede volverse errático.
Es particularmente problemático para los pies el sobrepeso de la persona,
simplemente porque hay tantas articulaciones en cada pie. El peso adicional
contribuye al deterioro del cartílago y al desarrollo de callos óseos.
La artritis reumatoide es un importante transtorno incapacitante, y quizás
la forma más seria de artritis. Es un complejo sistema de enfermedades
inflamatorias crónicas, que a menudo afecta a más de una docena de
articulaciones pequeñas durante el curso de la enfermedad, frecuentemente de forma
simétrica – ambos tobillos, o los dedos índice de ambas manos, por ejemplo. A
menudo va acompañada de signos y síntomas – rigidez matinal prolongada, fatiga,
y pérdida de peso – y puede afectar a diferentes partes del cuerpo, como los
ojos, pulmones, corazón y sistema nervioso. Las mujeres tienen tres o cuatro
veces más probabilidades de sufrir artritis reumatoide que los hombres.
La artritis reumatoide comienza de forma mucho más brusca que la artritis
ósea. Se caracteriza por periodos alternos de remisión, durante los cuáles
desaparecen los síntomas, y exacerbación, marcados por el regreso de la
inflamación, rigidez y dolor. Serias deformidades de las articulaciones y
pérdida de movilidad son resultado frecuente de la artritis reumatoide aguda.
Sin embargo, hay casos en que este sistema de enfermedades ha estado activo
durante meses o años, para luego desaparecer, en ocasiones permanentemente.
La gota (artritis gotosa) es una condición causada por la acumulación de
sales de ácido úrico – un subproducto de la dieta – en las articulaciones. Una
particular articulación del dedo gordo es el área comúnmente afectada,
posiblemente porque se ve sujeta a gran presión al caminar; los ataques de
artritis gotosa son extremadamente dolorosos, quizá más que ninguna otra forma
de artritis. Los hombres tiene muchas más probabilidades de sufrirla que las
mujeres, una indicación de que la herencia puede tener un papel en la
enfermedad. Aunque popularmente se asocia con la gota una dieta pesada con
mucha carne, salsas, marisco y licor, hay otros compuestos proteínicos en
alimentos como las lentejas y alubias que pueden tener un papel.
Diagnóstico
Las diferentes formas de artritis afectan al cuerpo de formas diferentes;
muchas tienen efectos sistémicos particulares que no comparten con otras
formas. Un diagnóstico temprano es importante para el tratamiento efectivo de
cualquiera de las formas. La destrucción del cartílago no es reversible, y si
la inflamación de la enfermedad artrítica no se trata, tanto el cartílago como el
hueso pueden dañarse, lo cual hace progresivamente más difícil el movimiento de
las articulaciones. La mayor parte de las formas de artritis no puede curarse,
pero puede controlarse o llevarse a remisión; quizá sólo un cinco por ciento de
los casos más serios, generalmente de artritis reumatoide, resulta en
incapacitación severa que requiere ayuda para caminar o silla de ruedas.
Tratamiento
Los objetivos en el tratamiento de la artritis son controlar la
inflamación, mantener la funcionalidad de la articulación (o recuperarla si se
ha perdido), y curar la enfermedad si es posible.
Al ser el pie un blanco tan frecuente, el doctor en podiatría es a menudo
el primer médico que se encuentra con algunas de las quejas – inflamación,
dolor, rigidez, calor excesivo, heridas. Incluso los juanetes pueden ser
manifestaciones de artritis.
La artritis puede tratarse de muchas maneras. La educación del paciente es
importante. Pueden ser indicadas la terapia física y el ejercicio, acompañados
de medicación. En un sistema de enfermedades tan complejo, no es sorprendente
que para tratarlo se haya usado con éxito una gran variedad de fármacos; de la
misma forma, un tratamiento dado puede ser muy efectivo en un paciente y
prácticamente de ninguna ayuda en otro. La aspirina es todavía el primer
medicamento preferido en la mayor parte de formas de artritis, y la referencia
por la que se miden otros tratamientos.
Puede ser recomendable el control de la función del pie con piezas
insertadas en los zapatos llamadas órtosis, o con aparatos o zapatos
especiales. La intervención quirúrgica es el último recurso en la artritis,
como en la mayoría de los problemas médicos; el reemplazo de articulaciones
dañadas con otras artificiales es un procedimiento quirúrgico posible.
Su médico/cirujano podiatra se ha formado específica y extensamente en el
diagnóstico y tratamiento de todo tipo de problemas en los pies. Esta formación
incluye cada uno de los sistemas y estructuras, intrincadamente
interrelacionados, del pie y la parte baja de la pierna, incluida la piel y los
sistemas neurológico, circulatorio, y musculoesquelético, que comprende los
huesos, articulaciones, ligamentos, tendones, músculos y nervios.
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