Las tropas del califa Al-Mamún abrieron
la Gran Pirámide encontrando su interior vacío. Obviamente alguien se había
adelantado. ¿Por dónde lo hicieron y cuándo?. Las investigaciones realizadas in
situ por nuestro equipo de investigación desestabilizan la Historia ya que
demuestran que fueron varios los arquitectos que trabajaron en el monumento en
distintas épocas y con distintos propósitos. El maestro de obras de Keops fue
uno de ellos. Hizo construir la tumba de su faraón en una pirámide que ya
estaba levantada miles de años atrás. La tumba de Keops sigue intacta y sabemos
dónde está.
Es posible que mientras la Pirámide permanece cerrada al público se encuentre
alguna de las cámaras y corredores secretos que varios investigadores aseguran
haber descubierto? Ofrecemos en este artículo un mapa con la ubicación de los
mismos y el hallazgo de un posible acceso a la tumba que Keops se habría hecho
excavar en este antiquísimo templo y que luego fue restaurado por Ramses
IIsegún todas las evidencias reunidas tras el acceso a lugares prácticamente
inexplorados en la Gran Pirámide.
Para algunos fue una tumba, para otros un templo y no falta quien afirma que es
el contendió de un conocimiento increíblemente desarrollado por una
civilización desaparecida o por extraterrestres venidos de lejanas estrellas. Y
quizás todos tengan razón, ya que la Gran Pirámide, testigo mudo seguramente de
más de cinco millones de amaneceres, ha visto cómo su estructura ha servido de
escenario para que diversos arquitectos en distintas épocas oculten cámaras
secretas, algunas de ellas todavía re descubiertas. Hoy el mundo mira a la Gran
Pirámide con la esperanza de que se desvelen sus misterios. Mañana, el mes que
viene o el próximo año saltará a la prensa el descubrimiento de nuevas cámaras,
caso que los arqueólogos quieran constatar en Egipto la veracidad de las
teorías presentadas en éste y en próximos artículos, en un exhaustivo trabajo
que empieza con el más comprometedor de los planteamientos: la posible
localización de la tumba de Keops, excavada hace 4.500 años en un monumento que
ya pudo estar elevado hace 12.000 años o más.
ANTES
DE LOS FARAONES
Son las paradojas de la única maravilla del mundo antiguo que se conserva. Para
muchos resuena con ecos de misterio, con múltiples y solemnes preguntas sin
respuesta, con recuerdos a seres que emplearon una ciencia tan asombrosa como
anacrónica. Para otros fue un monumento erigido a la vanidad, sin más ciencia
que la fuerza bruta aportada por miles de hombres, en donde se tacha de
casualidad cualquier dato científico aportado por sus medidas, aunque ellas
denoten el conocimiento exacto de algunas medidas geodésicas de nuestro
planeta. De ser ciertos mis planteamientos, el descubrimiento de la tumba de
Keops en el interior de la Gran Pirámide demostraría que este monumento es más
antiguo de lo que la arqueología supone. Los pasos seguidos han sido plantearme
una serie de premisas cuyo resultado desemboca en el desciframiento de los
hechos históricos producidos y de las huellas que éstos han dejado. La
deducción final se basa por tanto en una nueva y distinta valoración de todos
los elementos hasta ahora considerados, un nuevo punto de vista que no vulnera
el concepto de objetividad científica salvo, claro está, en la presunción hasta
ahora re admitida de que antes de los faraones existió en Egipto otra
civilización que empleó una tecnología a veces no superada ni por los mejores
logros de nuestra moderna era espacial.
Pese a que los libros, referencias y artículos que tratan el tema de las
pirámides se cuentan por cientos de miles los libros de texto académicos zanjan
el tema en dos lacónicas frases que se centran en sendas aseveraciones las pirámides
son tumbas y la Gran Pirámide fue construida por Keops. Los egiptólogos aceptan
esta teoría en base únicamente a los datos proporcionados por dos viajeros que
nada tenían que ver con la arqueología. Pero las aseveraciones del historiador
griego Herodoto en el siglo V a.C. y del coronel inglés Richard
Howard-Vyse en 1837, como veremos, nada tienen de científicas, estando
además manipuladas e intoxicadas tanto en sus propios orígenes como en sus
adaptaciones posteriores.
EL
CORONEL HOWARD-VYSE
Para la arqueología oficial el cartucho del faraón Keops encontrado en la
quinta Cámara de Descarga es la más clara evidencia de que la Gran Pirámide fue
construida por él durante la IV Dinastía. Asimismo, las referencias que hace
Herodoto son consideradas suficientes como para atribuir a Keops la autoría de
la obra. Es la idea aceptada y generalizada para todos aquéllos que no han
realizado las más mínimas comprobaciones, porque a poco que se revise la
historia vemos que tales argumentos carecen absolutamente de fundamento.
En 1835 llegó a la meseta de Giza el coronel Howard-Vyse. Su principal
interés se centraba en poder demostrar a su ilustre familia que era merecedor
de su apellido tras haber llevado una vida poco recomendable. Su carrera
militar en el ejército británico de la India había pasado sin pena ni gloria,
por lo que centró su atención en intentar pasar a la Historia como promotor
de un gran descubrimiento, en una época en la que numerosos investigadores
sacaban a la luz los restos de la cultura faraónica, Por aquellos días la
zona estaba siendo excavada por el italianoGiovanni Battista Caviglia, que,
pese a su profesión de capitán de arco, decidió dedicar su vida a un estudio
meticuloso de la Gran Pirámide. Había ya conseguido despejar y limpiar el
camino, entre toneladas de escombros y de excrementos de murciélagos, tanto
del pasaje descubierto en 1765 por Nathaniel Davison hasta la
primera Cámara de Descargacomo del denominado Pozo que recorre
la pirámide desde la Gran Galería hasta el canal descendente cerca de
la Cámara del Caos. Howard-Vyse le ofreció financiación a cambio de
mostrarse a la prensa como coopartícipe de los hallazgos que se produjesen,
cosa a la que Caviglia renunció, ya que vio en el coronel cierto ánimo de
protagonismo en Iugar del espíritu que debía imperar en toda investigación.
La meticulosidad y objetividad aplicadas por Caviglia en sus excavaciones
fueron refrendadas posteriormente por la arqueología. Sus trabajadores
aprendieron su método de trabajo y el propio William M. Flinders Petrie,
el mejor arqueólogo y metrólogo que ha trabajado en la Gran Pirámide, cuando
llegó a Egipto en 1880 buscó y contrató a Ali Gabri, quien 40 años antes
fue capataz de Caviglia.
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Ante la negativa de Caviglia,
Vyse consiguió comprar al gobierno egipcio un permiso para excavar en Giza y
con la suma increíble de diez mil libras organizó un pelotón de trabajadores
dispuesto a que su nombre apareciera en los periódicos ingleses como el
autor de un hallazgo importante. Contrató entonces como capataz de los
trabajos a Caviglia, pero el método riguroso utilizado por éste resultaba
lento para sus aspiraciones, por lo que decidió despedirle tras una larga
serie de discusiones. Contrató entonces los servicios del ingeniero John
Perringpara iniciar su particular búsqueda desenfrenada de un descubrimiento
importante, aunque para ello utilizara métodos tan destructivos como la
pólvora. Tras volar el hombro y el lomo de la Esfinge, centró sus explosiones
en el interior de la Gran Pirámide. La idea de que sobre la Cámara de
Descarga descubierta por Davison había otras similares era de Caviglia,
refrendado por un pequeña grieta por la que se podía introducir un palo, pero
la composición granítica de los bloques hacía difícil su perforación.
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Decidió usar la pólvora para
abrirse camino hacia arriba y encargó el trabajo a un operario llamado Daued,
hombre entregado al hachís y al alcohol y que no tenía reparos en jugarse la
vida al provocar una explosión acurrucado tras algún pequeño nicho. El
estallido debió resonar con enorme fuerza y toda la pirámide se llenó de
polvo, pero el resultado fue que consiguieron abrir un agujero lo
suficientemente grande como para pasar a otra estancia superior. De igual
manera y tras numerosas voladuras se consiguieron abrir camino hacia la parte
superior del monumento hasta una quinta Cámara de Descarga, dejando por fin a
la pirámide con la estructura interior que ahora conocemos.
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UNA BURDA FALSIFICACIÓN
Pese a que estas cámaras se encontraron vacías de mobiliario y ornamentos, Howard-Wyse presentó al mundo su descubrimiento de pinturas y textos jeroglíficos. Fueron estudiados por Samuel Birch, experto en jeroglíficos del Museo Británico, quien atribuyó uno de los cartuchos encontrados a Keops, el mismo faraón que citara Herodoto, y la arqueología respiró satisfecha por tener la prueba irrefutable de que se trataba del constructor de la Gran Pirámide de Giza. El coronel regresó a Inglaterra, donde llegó rodeado de grandes honores, aunque en su travesía se hundió su barco en aguas españolas, frente a las costas de Cartagena, con gran cantidad de restos arqueológicos, entre ellos el sarcófago recuperado en la pirámide de Micerinos. Howard-Vyse fue nombrado general del Ejército Británico.
Pese a que estas cámaras se encontraron vacías de mobiliario y ornamentos, Howard-Wyse presentó al mundo su descubrimiento de pinturas y textos jeroglíficos. Fueron estudiados por Samuel Birch, experto en jeroglíficos del Museo Británico, quien atribuyó uno de los cartuchos encontrados a Keops, el mismo faraón que citara Herodoto, y la arqueología respiró satisfecha por tener la prueba irrefutable de que se trataba del constructor de la Gran Pirámide de Giza. El coronel regresó a Inglaterra, donde llegó rodeado de grandes honores, aunque en su travesía se hundió su barco en aguas españolas, frente a las costas de Cartagena, con gran cantidad de restos arqueológicos, entre ellos el sarcófago recuperado en la pirámide de Micerinos. Howard-Vyse fue nombrado general del Ejército Británico.
El descubrimiento de la
escritura jeroglífica en las Cámaras de Descarga de la Gran Pirámide estuvo
rodeado de acciones sospechosas por parte de sus protagonistas.
Howard-Vyse nunca permitió a Caviglia acceder al descubrimiento y el capataz
de los trabajos fue despedido. Los ingenieros de su equipo, Mash y Perring,
sí que pudieron contemplar el hallazgo y Perring, en su libro “Las Pirámides de Giza a la luz de su
exploración y medición sobre el terreno”, refiere cómo se fijaron en
las llamadas líneas de albañil (trazos de pintura roja), aunque en un
principio no vieron los jeroglíficos que descubrieron posteriormente en una
inspección más detallada.
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Tras la apertura con pólvora
del acceso a las cámaras Vyse no permitió la entrada de nadie, salvo la de un
amigo suyo, J. R. Hill, empleado de una fábrica local de cobre.
Curiosamente cuando el coronel se retiró de Egipto, Hill se convirtió en el
propietario del Cairo Hotel, algo que no se entiende en un simple operario. Es
de suponer que la amistad y la colaboración entre ambos le proporcionó el
dinero suficiente para tal adquisición y su complicidad se vio refrendada por
el público agradecimiento a Hill que Vyse hizo en su libro Operaciones llevadas
a cabo en las Pirámides de Gizeh en 1837. Hill tenía acceso libre a las cámaras
a las que subía para pintar los nombres con que las bautizaron y no dejaba que
nadie más le acompañase. Como sospecharon algunos, se trata de la más
burda falsificación que conoce la historia, como veremos más adelante.
La copia que recibió el
doctor Samuel Birch de los cartuchos y jeroglíficos encontrados en las Cámaras
de Descarga descubiertas por Vyse le dejaron perplejo. Si bien pudo reconocer
el nombre de Keops (Khufú), existían elementos ciertamente anómalos tanto en
los otros cartuchos como en la propia escritura que los acompañaban. En primer
Iugar, los signos no se parecían a la escritura jeroglífica del Imperio Antiguo
sino más bien a otra escritura cursiva conocida como demótico que se dio en
Egipto cientos de años más tarde. Asimismo, muchos de los jeroglíficos eran
desconocidos y, algo inaudito, alguno de los conocidos estaban al revés.
También fue desconcertante la aparición de un cartucho con el nombre de un
faraón ignorado, Khnem-khuf, que algunos egiptólogos han intentado asimilar a
alguna variante del propio Khufú o Keops.
Afortunadamente, el fraude
del coronel Howard-Vyse se constató definitivamente cuando se investigaron las
fuentes egiptológicas que usó en su estancia en Egipto, pudiendo reconstruir
sus andanzas delictivas. La piedra Rosetta fue descubierta en 1799 y
por tanto el conocimiento que se tenía de los jeroglíficos en el decenio de
1830 era mínimo. El único texto que Hill pudo haber consultado era Materia
Hieroglyphica, de sir John Wilkinson, en el que aparecían los
errores de transcripción del nombre de Keops de la misma forma en que
aparecieron escritos en las dos primeras cámaras descubiertas. Justo cuando
descubrieron la cuarta Cámara de Descarga, los impostores se enteraron de que
había aparecido una nueva versión del diccionario de Wilkinson titulado Usos
y costumbres de los antiguos egipcios.
Corrieron a El Cairo para
adquirirlo y comprobaron que el autor había cambiado de opinión sobre la forma
de escribir la palabra Keops, por lo que se dieron cuenta de que habían escrito
mal el nombre. Entonces rectificaron su error en las dos últimas
cámaras, por lo que allí aparece el nombre de Khufú o Jufú con la grafía
correcta pero, nuevamente, con otros dos errores de envergadura.
Wilkinson, pese haber
rectificado la grafía de Khufú, volvió a cometer un error en el círculo que
correspondía al sonido que hoy hemos convertido en Kh. Actualmente se sabe que
ese signo corresponde al llamado tamiz o cedazo, un círculo con varias lineas
que lo cruzan. Pues bien, el error de Wilkinson, y sospechosamente también el
error del cartucho de Keops de la quinta Cámara de Descarga, es confundir ese
tamiz con el símbolo del Sol, de Ra, que equivale a un círculo con un punto en
el centro, por lo que Vyse y Hill escribieron mal el nombre del faraón; se
leería la palabra Raufú en lugar de Khufú Además los signos
jeroglíficos dibujados no guardan la postura que debieran tener ya que no están
orientados todos en la misma dirección.
¿Cómo es posible que
tamaña chapuza haya prevalecido en la egiptología como la prueba incuestionable
de quién fue el constructor de la Gran Pirámide?Posiblemente, porque si no la
construyó Keops aparece una laguna histórica de tal envergadura que sería por
sí sola capaz de desestabilizar las bases de toda nuestra concepción
histórica. Sospechosamente, de las cinco Cámaras de Descarga de la Gran
Pirámide sólo las cuatro descubiertas por el coronel tienen escritura, ya que
la primera, la descubierta por Davison, se encuentra vacía de todo signo.
Aparte de los cartuchos falsificados por Vyse no existe ningún otro
dibujo o jeroglífico que adorne las paredes interiores de la gran Pirámide y,
por tanto, carecemos de referencia alguna que indique quién fue su constructor
y cuándo se hizo. Todos aquellos crédulos que por conveniencia no han
visto sospecha alguna en el asunto de Vyse, se muestran escépticos a la hora de
valorar otros documentos que explican que la Gran Pirámide ya estaba construida
en tiempos de Keops, sencillamente porque no interesa. La denominada Estela
del Inventario, que encontramos en el Museo de el Cairo, relata cómo
Keops fundó una Orden dedicada al culto de la diosa Isis, Señora de la
Pirámide, es decir, que la pirámide ya estaba construida en tiempos de la IV
Dinastía y servía como templo de la diosa.
LA VERSIÓN DE HERODOTO
Herodolo de
Halicarnaso, el denominado Padre de la Historia, atribuyó la construcción
de la primera pirámide de Giza a Keops, la segunda a Kefrén y
la tercera a Micerinos, nombres helenizados que la arqueología ha
identificado como de los faraones Khufú, Khafra y Menkaura.
Herodoto ha sido tachado de superficial y sus afirmaciones no son tenidas en
cuenta a la hora de avalar hechos fidedignos. De todas formas, debemos tener
en cuenta que el periodismo o la investigación histórica tal como hoy la
conocemos dista mucho de los trabajos realizados por los autores clásicos.
Los guías que le acompañaron y las gentes a las que pudo consultar le contaron
su versión y así lo reflejó en su obra. Y, como él mismo reconoce en su
segundo libro, …si alguno
hubiere a quien se hagan creíbles esas fábulas egipcias, sea enhorabuena,
pues no salgo fiador de lo que cuento, y sólo me propongo escribir lo que
otros me referían….
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Yo estoy convencido de que
Herodoto no elucubraba, sino que reflejaba sin malicia lo que su memoria
recordaba de todo lo que le contaron: …Hasta el reinado de Rampsinito, según los sacerdotes, viose florecer
en Egipto la justicia… pero Keops, que le sucedió en el trono, echó a perder un
estado tan floreciente. Primeramente, cerrando los templos, prohibió a los
egipcios sus acostumbrados sacrificios ordenó después que todos trabajasen por
cuenta del público…; Si hacemos caso de la información dada en la
Estela del Inventario, la Gran Pirámide era un monumento antiguo dedicado a la
diosa Isis. Si Keops decidió hacer allí su tumba y después ordenó cerrar la
pirámide, entendemos el por qué de las frases de Herodoto y la razón principal
para que Keops fuese considerado un tirano: … Viéndose ya falto de dinero, llegó Keops a tal extremo de avaricia y
bajeza, que en público lupanar prostituyó a una hija…. pidiendo a sus amantes
que le costearan cada uno una piedra para su edificio.
De las frases anteriores solo
se puede sacar en claro el odio que le tenían a Keops los sacerdotes de Sais
que narraron a Herodoto su versión de los hechos, pues tales informaciones
resultan inconcebibles. Sin embargo, del propio texto de Herodoto podemos
sacar conclusiones más coherentes con la historia:
… sólo en construir el
camino para conducir dichas piedras de sillería hizo penar y afanar a su pueblo
durante diez años enteros.”.. y en los diez años de fatiga empleados en la
construcción del camino, no se incluye el tiempo invertido en preparar el
terreno del collado donde las pirámides debían levantarse, y en construir una
cámara subterránea que sirviese para sepulcro real, situada en una isla formada
por una acequia que del Nilo se deriva. En cuanto a la pirámide, se gastaron en
su construcción veinte años;. Esta información
proporcionada por Herodoto nos ofrece una serie de datos que merecen la pena
tener en cuenta. En primer lugar nos habla de los diez años que tardó Keops en
hacer la rampa. Esta calzada une la Gran Pirámide con el lecho que tuvo el Nilo
y su longitud es de unos 900 metros por unos 12 de ancho. Esta apreciación
parece ser correcta, ya que podemos considerar como posible que los egipcios de
la IV Dinastía construyesen esos 10.000 metros.cuadrados, ya que
por lo que se puede deducir de su aspecto actual, esto no presenta un alto
grado de tecnología. EI problema viene cuando habla de los 20 años que tardó
luego en construirse la pirámide, Si tan sólo la primera grada de piedras, de las
204 con los que contó ésta, tiene casi 54.000 metros cuadrados, las
cuentas no nos salen, y eso sin contar con la perfección de la Gran Pirámide y
que no tuvo la calzada que conduce a ella. ¿Dónde se encuentra el error de
Herodoto? Los miles de años que separaban la construcción del monumento de la
visita de Herodoto pudo hacer que se confundieran los conceptos o que los
sacerdotes consultados por él no estuvieran enterados de la realidad histórica
relativa a un faraón hereje que además se procuró quedara en el olvido o fuera
recordado con odio. Porque, en otro caso, no se explica que no le comentasen la
existencia de otros pasajes y cámaras en el interior de la pirámide.
EFIGIES DE LOS ANCESTROS
De no conocerse la verdadera
antigüedad de la Gran Pirámide, resulta lógico suponer que el faraón que allí
se hizo su tumba fuera considerado posteriormente como el constructor del
monumento. Porque si Keops estuvo trabajando durante diez años en la
calzada y otros veinte en la pirámide, sólo le pudo dar tiempo a efectuar
ciertos trabajos en su interior, y nunca a construir toda la obra, como hasta
ahora han mantenido los que no saben lo que significa cortar, mover, izar y
colocar milimétricamente seis millones de metros cúbicos de piedra. Cualquier
arquitecto o ingeniero que se haya parado a valorar la construcción de la Gran
Pirámide ha de convenir conmigo en que su elaboración se efectuó en dos
etapas claramente diferenciadas:
En la primera
destaca la presencia de un creador original del monumento y de una
tecnología aplicada capaz de realizar el logro de colocar casi tres millones
de bloques de piedra con mayor perfección de lo que las más modernas
normas arquitectónicas aceptan. Un trabajo milimétrico de precisión que
se plasma por ejemplo en conseguir reflejar el efecto relámpago;
los días del equinoccio, o en impedir que quepa un cabello entre las juntas
de los bloques del revestimiento o de la obra magna de la ingeniería
pétrea mundial: la Gran Galería.
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En una segunda etapa encontramos
a un maestro de obras chapucero, que dotó la Gran Pirámide
con unos aditamentos que no estaban en el proyecto original, lo cual nos
sugiere que alguien corno Keops efectuó allí ciertos trabajos como los
referidos por Herodoto.
Esta distinción nos
permite valorar adecuadamente la estructura de la obra y aclarar qué elementos
de la pirámide fueron originales y cuáles fueron añadidos, simplemente por la
calidad técnica aplicada. Así podemos adivinar que las grotescas marcas de
entalladuras situadas en el lateral de la Gran Galería, 28 pares en total,
corresponden a las bases de las efigies de los antepasados de Keops, ya que
éste fue el vigésimo octavo rey de Egipto, después de Menes. ¿Qué más
hizo Keops en la Gran Pirámide?
LA SUERTE DE AL-MAMUN
Han sido muchos los días que
desde la meseta de Giza o desde cualquiera de los hoteles cercanos a ella he
contemplado la Gran Pirámide. No recuerdo ya tantos amaneceres y atardeceres
asociados a esa forma geométrica de concepción aparentemente tan simple. He
realizado decenas de miles de diapositivas y cientos de horas de rodaje desde
todos los ángulos posibles gracias a los permisos para fotografiarla y
filmarla. He escalado en varias ocasiones su cumbre y me he internado
numerosas veces por sus entrañas, penetrando en rincones que pocos
egiptólogos conocen personalmente. Y, lo mejor de todo, con el tema central
de la Gran Pirámide gravitando la conversación he conocido a muchos amigos, a
los que debo un gran agradecimiento, desde los grandes arqueólogos que han
consagrado su vida al fascinante mundo de la egiptología asociados a la
Oficina de Antigüedades de Egipto, como los doctores Nur-H- Din, Ali Hassan
o Zahi Hawass, hasta los cientos entusiastas que me han acompañado en mis
numerosos viajes a Egipto. Sin contar con los responsables del turismo de
Egipto, desde el Ministro Mandouh El- Beltagui hasta el Consejero de
Turismo de Ia Embajada de Egipto en España, Sr. Hamdi Zaki,quienes
tantas veces rne han patrocinado innumerables viajes y me han brindado su apoyo
y su amistad.
Algo que me
llamó la atención cuando empecé a valorar críticamente el monumento más
famoso del mundo fue la magnifica puntería y Ia suerte inconcebible que
tuvo Al-Mamún a la hora de perforar la Gran Pirámide para en
el primer intento llegar, exactamente, por encima de los tapones de granito
que impedían el paso por el canal ascendente. ¡Increible! Me
resultaba difícil admitir que, por simple casualidad, este califa eligiera la
hilada sexta, se desviara en diagonal casi siete metros a la izquierda por
las entradas del monumento y no cejara en su empeño y en su ánimo para
lleqar, tras 35 metros de inagotable esfuerzo, al único punto
posible por donde empalmar la subida con el canal ascendente. Eso es
tener suerte y lo demás es cuento. Y no se entiende cómo los cronistas de tal
suceso se confundieran tanto, pues afirman que Ia perforación fue de entre
cuatro y diez metros.
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El historiador
árabe Maqrizi, nacido en EI Cairo en 1360, escribió: El califa Abdallah Al-Mamún hen Harún
el-Rachid ordenó que se abriera la Gran Pirámide, y se excavó para él la brecha
que aún sigue hoy abierta. Para ello se empleó el fuego, el vinagre, Ias
palancas, trabajaron herreros, y se gastaron sumas considerables. El espesor
del muro era de unos 20 codos (9,20 metros).¿Qué es lo que falla en
estos datos?
¿UNA PUERTA OLVIDADA?
El griego Estrabón en
su famosa Geografía (libro XMI,33) escribió: A cierto nivel, sobre uno de sus lados,
hay una piedra que puede retirar; y que, una vez fuera, deja ver la entrada
de una (galería tortuosa o siringa, que termina en una tumba. O
sea, que en tiempos cercanos a Cristo se conocía ya la entrada de la Gran Pirámide. ¿Es
posible que después se llegara a olvidar su emplazamiento? Lo dudo
porque, si tal entrada era conocida miles de años después de la construcción
del monumento, resulta chocante que en plena época de dominación y visitas
griegas por la zona, los lugareños desaprovecharan la oportunidad de servir
de guías de la Gran Pirámide. Seria la primera vez en la Historia de Egipto
que, tras miles de años de estar abierta una puerta, desapareciese su
ubicación, quedando el mayor monumento de Egipto cerrado a la vista de los
curiosos.
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Si la
entrada original del monumento estuvo abierta, los que por allí descendiesen
apreciarían los tapones degranito que impedían progresar por el
canal ascendente. Ya sea la búsqueda de tesoros o de conocimientos debió
incitar a AI-Mamún, en el año 820, a abrir camino realizando un rodeo a los
tapones y desembocando a un canal ya abierto, un pasaje de 35 metros y
taponado en su exterior por piedra que ocupaba entre cuatro y diez metros.
Efectivamente, Al-Mamun abrió el pasaje que lleva su nombre pero no
desde fuera, sino desde dentro. Esta afirmación no es gratuita. André
Pochan, en su libro El enigma de tu Gran Pirámide, me dio la clave para
llegar a esta conclusión, cuando trata el problema de la colocación de los
tapones de granito, un enigma aún no resuelto, en los siguientes
términos: Los tres enormes bloques de granito que obstruían el canal
ascendente tienen una longitud total de 4,53 metros, su sección es de 1,194
metros por 1,052 metros. Su peso es de más de cinco toneladas cada uno.
¿Dónde estaban depositados antes de bloquear el canal? ¿Cómo han sido
colocados en su emplazamiento actual?:
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1) En el pasillo horizontal a la Cámara de la
Reina no, pues este corredor tiene una sección inferior a la de los
bloques.
2) En el rellano bajo de la Gran Galería tampoco,
porque hubieran obstruido el canal ascendente al mismo tiempo que el Corredor
de la Reina.
3) En el centro de la Gran Galería no,
porque durante los funerales reales hubiera sido necesario escalar 3,50 metros
para pasar por encima.
4) Sobre las rampas que se encuentran a izquierda y
derecha de la Gran Galeríano, porque sólo quedaría un espacio de 0,516
para pasar el féretro. Para colmo de males, los bloques tienen exactamente la
misma sección que el canal ascendente. ¿Cómo es posible que se deslizasen a lo
largo de 40 metros?
Pochan, tras evaluar la
imposibilidad de su colocación, ofrece una respuesta fundamental para la
hipótesis que estamos valorando. En el plano de su libro podemos
apreciarlo. Los bloques 1, 2 y 3 están situados a la derecha en un nicho,
dejando el canal ascendente libre y cuando así quisieron los deslizaron hacia
la izquierda, quedando el canal taponado. La solución es perfecta, solamente
que se queda corta, porque en el misrno plano podemos observar cómo el nicho se
sitúa justamente al final del llamado túnel de AI-Mamún.
LA TUMBA DE KEOPS
Cuando reparé en este detalle
aproveché el siguiente viaje que hice a Egipto para saber si era posible que
por el canal cupiesen los bloques y, efectivamente, pude comprobar que
exactamente el túnel se abrió para que por él se introdujesen los tapones, una
obra que nada tenía que ver con el proyecto original del arquitecto de la Gran
Pirámide. En el mismo plano de Pochan podernos ver el canal abierto por
Al-Mamún por debajo de los tapones de granito por donde llegó al canal que ya
estaba abierto y que reutilizó para comunicarse con el exterior.Tanta
casualidad no es posible atribuirla a la suerte que tuvo el califa.
Si, como contaron a Herodoto los sacerdotes, Keops se hizo construir su tumba en la Gran Pirámide a la vez que cerró los templos, si por la Estela del Inventario sabernos que la Gran Pirámide era un templo dedicado a Isis, y si sabemos que el maestro de obras de Keops jalonó la Gran Galería con las estatuas de los antepasados de Keops, las piezas encajan al considerar que los tapones de granito y el canal abierto para introducirlos fue también obra del faraón Keops. ¿Pero, con que fin se pusieron dichos tapones? Evidentemente impiden subir por el canal ascendente hasta la Gran Galería, la Cámara de la Reina y la Cámara del Rey. Pero esta obra indica asimismo otro propósito más sutil. Si la tumba de Keops se situó por encima de los tapones, se superaba la cota de edificación de la pirámide sobre la meseta de Giza, porque con toda exactitud el lugar donde se produce esa intersección entre el canal descendente a la Cámara del Caos y el canal ascendente, marca el punto donde las primera hiladas de la pirámide empiezan su ascenso hasta la cúspide.
Los tapones de granito
no sólo impedían el acceso a estancias superiores sino que, estando encajados,
suministraban la mejor puerta para una cámara excavada no en la mampostería del
monumento, sino en la propia meseta de Giza donde, precisamente, se abren
numerosas cuevas naturales. Solo así tendría razón Herodoto al hablar
de la tumba de Keops como de una cámara subterránea, bajo el suelo y no dentro
de la pirámide. Mi convencimiento fue debido al estudio de una
construcción singular, situada en la meseta de Giza, hacia el este de la
pirámide. Se conoce como los túneles de prueba y consisten en
dos pasadizos que reconstruyen milimétricamente la intersección de los canales
descendente y ascendente de la Gran Pirámide.
Es de suponer que, antes de
afrontar el reto del enterramiento del faraón, sus arquitectos probasen la
angularidad de los pasajes de la Gran Pirámide. Allí los artesanos de Keops
debieron diseñar los bocetos del enterramiento, las medidas del sarcófago y los
elementos del ajuar funerario. De allí salé la idea de la posibilidad
de aprovechar tan antiquísimo monumento, el templo de Isis. Y allí
todavía quedan como pasajes que no van a ningún sitio, que no sirven para guardar
nada, salvo para aclarar este gran suceso de la historia. Pero dichos
túneles de prueba guardan un secreto más, ya que justo desde la
intersección de ambos canales surge hacia arriba un tercer canal, una especie
de chimenea que no se aprecia en la construcción original. Esta sección
cuadrada de unos 30 centímetros de lado hace posible que desde dentro de los
túneles se vea el cielo y todavía resulta más intrigante lo referido por
Herodoto: Carece la pirámide de Kefrén de cámaras subterráneas; tampoco
llega a ella el canal derivado del Nilo que alcanza a la de Keops, y corriendo
por un acueducto allí construido, forma y baña una isla, dentro de la cual
dicen que yace este rey. Y no es difícil imaginar que, si llovía en
Giza y si canalizaban las aguas por el canal descendente, un simple acueducto
podría llevar agua a la cámara construida por el faraón, sin necesidad de
recurrir a las aguas del río.
CULTO A ISIS EN LA PIRÁMIDE
Los restos que aún
guarda la Gran Pirámide no son mudos y además de la firma de los dos
arquitectos, el original y el que trabajó para Keops, hubo una tercera
obra en el interior del monumento. Una leyenda en jeroglíficos que se encuentra
frente a la cara norte de la pirámide, atribuida a Kefrén y realizada en
tiempos de Ramsés II (1287 a.C), indica que el superintendente
de los trabajos, Mai, Grande del templo de Maat, y Seanj-Pa, intendente de los
trabajos del templo de Amón de Tebas,trabajaron en la reparación de las dos
grandes pirámides de Giza. La presencia de estos arquitectos en esa meseta no
fue tenida en cuenta hasta que recientemente se encontró una estatua del propio
Ramsés II junto a las excavaciones en la pirámide de Micerinos. La inscripción
citada anteriormente explica que dichos arquitectos se introdujeron en
los monumentos posiblemente para restaurar el culto a Isis en la Gran Pirámide. Su
presencia explica que Al-Mamún no encontrara las estatuas de los antepasados de
Keops y justificaría la tachadura realizada con una piqueta, que se encuentra
en la Gran Galería a la altura del tercer saledizo, posiblemente para borrar
alguna inscripción profana escrita por el faraón. Pero, si los tapones
estaban puestos ¿por dónde entraron? Se sabe que, antes de izar la
primera hilada de la pirámide, los trabajadores iniciaron la excavación del
canal descendente y, a la vez, para que quienes bajaban no chocaran con los que
subían, se realizó otro canal que quedó abierto hasta que se puso la primera
fila de bloques. A este conducto conocido como el pozo, se puede acceder
desde el canal descendente cerca de la Cámara del Caos. Los obreros de
Ramsés sólo tuvieron que picar unos 20 metros en roca caliza para acceder a la
Gran Galería y, desde allí, efectuaron dicho conducto para llegar a la primera
Cámara de Descarga, el mismo que descubriera Nathaniel Davison, cuando
intentaba sopesar los destrozos producidos por los terremotos en los bloques de
60 toneladas de la Cámara del Rey. Efectivamente, se han encontrado restos de
yeso en las grietas de estos bloques, como si los hombres de Ramsés quisiesen
dar un hermetismo de insospechadas consecuencias a dicha estancia Tras la
limpieza del monumento, los trabajadores de Ramsés II abandonaron el monumento,
dejándolo con la desnudez que encontrara AI-Mamún,
¿UN PASADIZO SECRETO?
Me introduje en ese conducto
llamado ¿el pozo? por varias razones, y hay que tenerlas de peso para
afrontar el reto que supone descolgarse por un pozo de 1 metro de ancho
y con una caída de 70 metros, donde el polvo se mezcla con el sudor y el aire
se hace irrespirable. Los inspectores que me acompañaban se quedaron en la
Gran Galería. Cada metro que descendía se reflejaba en mis pulsaciones y la
presencia de serpientes no hacía sino magnificar el desafío. Pero
había poderosos motivos que me obligaban a avanzar:
El primero fue inspeccionar la totalidad del
monumento y realizar un exhaustivo inventario fotogáfico y videográfico del
mismo.
El segundo fue acceder a la Gruta Natural,
lo que me convirtió en uno de los pocos privilegiados que han vivido la
experiencia de tener gravitando toda la pirámide sobre sus cabezas.
El tercer motivo era mi sospecha de que los
sacerdotes de Ramsés II podían haber utilizado el pozo para acceder a la
cámara mortuoria de Keops. Y creo que mis sospechas eran ciertas.
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Tras limpiar con la mano la
pared del pozo y retirar la arena depositada a la misma altura que los tapones
de granito, descubrí la presencia de cuatro piedras geométricamente
perfectas y colocadas en sustitución de un gran bloque que allí faltaba. Todo
este canal está tallado irregularmente, ya que los que se abrieron camino por
allí fueron cortando los bloques a fuerza de golpes. Estas cuatro piedras
indicaban algo. Las dos superiores se ensamblaban con la de arriba por
medio de 2 centímetros de tierra que se hunde al primer empuje de mi
dedo.
Inmediatamente,
apliqué la linterna y pude observar un hueco. Sostenido por los
brazos de mis compañeros, pataleando con mis piernas sobre ese oscuro vacío
de 70 metros, faltándonos la respiración por la falta de aire y por el exceso
de polvo, no pudimos hacer más que tomar las fotos que ahora
publicamos por vez primera. No me es posible afirmar tajantemente
que de allí saliera un pasadizo pues esas piedras pudieron ser colocadas por
los obreros de Ramsés II para retener algún desprendimiento ya que la textura
del terreno en torno a la Gruta, como se puede comprobar al lado, es de
naturaleza inestable. Pero en nuestros corazones y en nuestras mentes
quedó impresa la sensación de que no estábamos equivocados.
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EL GRAN DESCUBRIMIENTO
La arqueología, por
supuesto, no nos dará la razón, a pesar de todas las demostraciones que
presentamos, ya que nuestras razones van en contra de lo que se ha mantenido
hasta ahora. El propio Zahi Hawass, director de la Meseta
de Giza y Saqqara, se mostró indiferente cuando le expuse mis sospechas, ya que
está convencido de que la Gran Pirámide no oculta ya ningún secreto. Pero
¿quién sabe? Tal vez, mientras usted lee estas líneas alguien en la pirámide esté
comprobando la veracidad mi hipótesis. Sea como fuere, dentro de poco los
avances tecnológicos nos ofrecerán herramientas que permitan investigar por
medios no destructivos las cámaras ocultas no sólo en la Gran Pirámide sino en
todo Egipto y otros lugares del mundo. Afortunadamente acabaron los tiempos de
los Mariette y loss Vyse que empleaban la pólvora como método. Y ese
futuro tan próximo dará o quitará razones a quienes hemos pretendido,
equivocados o no, contribuir al conocimiento del pasado, sin respetar dogmas ni
limitaciones. Porque, en caso de estar acertados en nuestra teoría, el
gran descubrimiento que ésta prevé no sería el de la tumba de Keops, con toda
la importancia que ello tendría, sino el constatar que la Gran Pirámide
ya estaba erigida en tiempos de la IV Dinastía. Posiblemente los
primeros egipcios que recorrieron el Nilo hasta Giza ya se encontraron con las
pirámides edificadas.
He aquí todo un reto para la
ciencia y para nuestras propias mentes.
Articulo publicado en la revista Año Cero en el mes de
Mayo de 1998. Autor: Manuel J. Delgado