¿Sabrías distinguir un tomate ecológico de uno convencional o de un transgénico?
El mercado de verduras y hortalizas convencionales utiliza desde hace décadas técnicas para conseguir una mejor presentación y una vida más larga de estos alimentos.
Eso ahora puede cambiar, el consumidor exige que además de color el tomate sepa a tomate. Por eso la potente industria alimentaria se ha puesto manos a la obra y ha encargado a sus “científicos” que encuentren la formula para obtener tomates rojos con sabor.
Investigadores de Instituto Boyce Thompson han descubierto una mutación que afecta a los niveles de azúcar, hidratos de carbono y carotenoides, en los tomates. Las aplicaciones de este estudio permitirán cultivar tomates uniformemente rojos (conseguidos con la primera mutación conocida como “maduración uniforme’) y más sabrosos (con la alteración de dicha mutación).
El tomate ecológico madura de forma desigual y se puede distinguir claramente de uno convencional solo con olerlo, se ha cultivado de forma natural respetando los tempos.
Pero pocos años después, en 1996, este producto tuvo que ser retirado del mercado de productos frescos al presentar consecuencias imprevistas como una piel blanda, un sabor extraño y cambios en su composición. Aun así, estos tomates se usan para la producción de tomates elaborados. Actualmente, JM Mulet, autor de Comer sin miedo, explica que se producen innovaciones a diario y que en 2015 se harán ensayos con un tomate transgénico que previene el cáncer o con un trigo apto para celíacos.
Un argumento frecuentemente esgrimido en contra de los alimentos transgénicos es el relacionado con la gestión de los derechos de propiedad intelectual y/o patentes, que obligan al pago de regalías por parte del agricultor al mejorador. Asimismo, se alude al uso de estrategias moleculares que impiden la reutilización del tomate, es decir, el empleo de parte de la cosecha para cultivar en años sucesivos.
Polémico reportaje del programa español “El precio de los alimentos”
¿TRANSGÉNICOS?Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética y al que se le han incorporado genes de otro organismo para producir las características deseadas. En la actualidad tienen mayor presencia de alimentos procedentes de plantas transgénicas el maíz o la soja.
En el caso del tomate que en su maduración natural muestra manchas verdes producto de una maduración desigual. En los años 50, los científicos produjeron una mutación que hace que los tomates maduren de manera uniforme, se ponen rojos de golpe, aunque aún no estén en su punto óptimo de maduración, pero a cambio de perder el sabor y el olor.
Los tomates Flavr Savr fueron el primer producto genéticamente modificado que se comercializó. La enzima poligalacturonasa es la encargada de degradar las paredes celulares, haciendo que los tomates no pierdan agua. Al impedir la expresión de esta proteína, se consiguió ralentizar la maduración del tomate y darle una vida más larga para que pudieran ser comercializados incluso en lugares lejanos. Fuente: Genetics Blog Assignment.
CONVENCIONALES = SABOR – OLOR + PESTICIDAS + ANTIBIÓTICOS
Los ecológicos, sin residuos de pesticidas pero no mejores en sabor. En agricultura ecológica se fomenta la biodiversidad por lo que podemos encontrar tomates de todos los colores, formas y tamaños, libres de mutaciones, sin restos de pesticidas y según diversos estudios con mas nutrientes.
Cuidado, a partir de ahora si queremos tener la certeza de estar comprando tomates ecológicos habrá que mirar el etiquetado, porque los tomates con mutaciones sabrán y olerán igual. Se demuestra, sin embargo, que comer frutas y vegetales ecológicos reduce hasta un 30% la exposición a los plaguicidas. Respecto a las carnes, la contaminación bacteriana de pollo y cerdo es baja en ambos. Pero en la carne industrial la resistencia a los antibióticos es un peligroso 33% superior.
Concluye el estudio que los alimentos convencionales son tan nutritivos como los ecológicos aunque reconociendo que, sin sobrepasar los límites legales (por ahora), nos aportan muchos más plaguicidas y bacterias resistentes. En los orgánicos se aprovecha hasta la piel y se disfruta de unos sabores inigualables, por no hablar de su beneficio medioambiental en el agua, la fauna y la flora, además del apoyo a la producción local