Los Sistemas de Salud
actuales, oficialmente aceptados en occidente, se mantienen con muchas
dificultades: Costes cada vez más elevados, servicio deficiente, falta de
personal, un abismo de separación en la relación entre médico – paciente,
pérdida de la perspectiva humana, personas que no pueden acceder a la ayuda
sanitaria por carecer de medios…
Y sobre todo ello, planea
una visión que fomenta esas dificultades, la visión mecanicista de la realidad:
El cuerpo es una máquina, conjunto de piezas y partes que, merced al paso
despiadado del tiempo, no puede hacer otra cosa sino estropearse.
Como quien lleva el coche al
taller, acudimos a los centros de salud de todo el mundo a que nos revisen las
ruedas, engrasen nuestras articulaciones, y nos llenen el motor, nuestra
energía vital, de sustancias que nos permitan andar unos pocos kilómetros más.
La antigua “Ars Medicina”,
el arte de curar de los médicos, aquel “ojo clínico” que el añorado médico de
pueblo tenía tan bien desarrollado que sabía, con tomar el pulso o con una
simple ojeada, lo que le ocurría a la persona en cuestión, hoy se ha perdido en
un sinfín de carreteras conocidas como especializaciones.
Todo está especializado, o
mejor dicho, dividido. Aquel día fatídico, en que el cuerpo llegó a la consulta
del doctor…
§ He venido a… -intentó
expresar el cuerpo.
§ Lo siento mucho -respondió
el médico sin apartar la pantalla del ordenador-, hoy ya no eres un cuerpo
entero, hemos decidido que tu hígado no se hable con tu riñón, y tu intestino
grueso ignore al pulmón.
§ Pero…
§ Lo siento… órdenes de
arriba.
§ Pero a mi me duele…
§ Sí, lo sé, pero no podemos
hacer nada. Tendrás que ir al especialista.
Como decía un gran médico,
lamentablemente ya fallecido… el especialista… “El que más sabe, sobre lo que
no se sabe”.
Al perder la visión de
conjunto, la realidad sobre el cuerpo: No es una máquina, y Sí, un bello
instrumento integrado, coherente, lleno de conciencia, sentido y Unidad.
Conjunto de todas las vivencias y sucesos de vida; moléculas, sí, también, al
igual que emociones, pensamientos, creencias y espiritualidad… Esa visión
perdida sobre el cuerpo ha provocado que muchísimas personas, cada día,
desahuciadas, busquen respuestas en el amplio mundo de las terapias
alternativas.
Este es el panorama actual…
el mundo de la Salud, hoy… pero echemos una mirada al mundo del Mañana…
Con catalejo en mano, como
los antiguos navegantes, podemos permitirnos surcar los mares del tiempo y ver
qué se esconde bajo las inquietudes, los deseos y los sueños de los futuros
médicos y pacientes.
¿Qué aparece en el horizonte?
Las primeras tierras
avistadas llevan el calificativo de la primera lección a aprender por el
médico, “Humildad”, y a su lado, bella y hermosa como la anterior, una gran
isla, “Respeto”.
En esta primera parada,
podemos comprobar cómo el médico de bata blanca ya no se encuentra en un
elevado e inalcanzable pedestal, mirando desde arriba a sus pacientes.
La humildad es el
estetoscopio del futuro, en el que el médico es un acompañante, un facilitador,
un catalizador de los recursos de salud propias del individuo, y ya nunca más
el salvador sobre el que descansa el mundo, o las críticas y demandas
judiciales de los pacientes.
Donde la Iatrogenia (muerte
por procedimientos médicos), en la actualidad primera causa de Mortalidad
Intrahospitalaria en el mundo a marchas forzadas, ya no existe.
Donde, tras la Revolución de
los Protocolos (así se llamó), se reconoció la individualidad humana. ¿Qué
significa eso? Aquello que ya se sabía en la antigüedad: No está permitido
tratar a dos personas del mismo modo.
Se recordará entonces, con
ternura y comprensión la insensatez de la medicina del Ayer… Durante muchos
siglos, físicos y matemáticos se negaron aceptar a la Medicina en la academia
de las Ciencias, y con razón. La Medicina no es una ciencia. ¡Es un arte!.
Jamás se podrán dar las mismas condiciones en dos personas, ni aunque tengan
una misma patología, ni siendo hermanos gemelos, ni aún compartiendo el mismo
código genético…
La medicina no puede
reproducir los mismos resultados de manera empírica, sencillamente porque el
ser humano es único, sus circunstancias son únicas, su medio ambiente (entorno
relacional y familiar) es único… etc, etc, etc.
Pero no nos detengamos más
en el ayer… Sigamos por esas bellas aguas del futuro…
En estos primeros tiempos,
la Escucha es el principal medicamento, la Mirada el escalpelo del cirujano, el
Abrazo el saludo del doctor, y el Silencio y hasta un pensamiento Compasivo son
las herramientas médicas más importantes del día a día.
Avancemos un poco más sin
apartar la mirada esperanzada del catalejo
La visión del mundo, la
manera de entender la vida y la enfermedad, cambió radicalmente:
La enfermedad ya no es una
guerra contra la muerte, sino una lucha por la Vida.
La muerte ya no es lo
opuesto de la Vida, sino un estado más; y la enfermedad se convierte en una
primorosa lección, una estrategia de aprendizaje, un desafío personal donde se
oculta una enseñanza vital, una lección de Amor, normalmente hacia uno mismo…
Una visión del mundo que
coloca al ser humano en el centro de su propio universo, responsable y creador
de su salud y de su enfermedad, con un poder interior inmenso para abrazar las
lecciones que le trae el dolor y la enfermedad, y un potencial infinito para
atravesar la puerta del cambio y reinventarse a sí mismo.
La deshumanización y la
visión clasista del ser humano, no existe en el Sistema Médico del futuro.
Médico y persona (ya nunca más paciente), entablan
una relación de corazón a corazón, donde la enfermedad de uno supone para ambos
una inmersión en el mundo profundo de las enseñanzas y en una realidad que pone
de manifiesto que, cuando la persona se sana, se sana toda la humanidad.
Un sistema donde el médico
toca el corazón de la persona, y la persona toca el corazón del médico.
Un sistema médico donde el
Síntoma no es nunca más el enemigo, sino el más leal amigo… El Grito
desesperado de nuestro cuerpo que se intenta hacer oír… y donde la enfermedad
es tan sólo el instrumento que utiliza la vida para que ésta (La Vida con
mayúsculas) se vuelva significativa.
Significativa: Tiene un
porqué y un para qué. Tiene una Dirección, un Propósito y un Sentido.
Impulsados por la corriente
del tiempo hacia parajes más lejanos aún…
Allí, ya no existe el
Médico… El Ser Humano es su propio médico.
Por fin ha descubierto cómo
utilizar los infinitos recursos curativos de su propio cuerpo. Ha contactado
con su esencia sanadora y ha aprendido a utilizar sus manos y todo su Ser en la
creación de su Salud. Completamente consciente, totalmente responsable, de sus
actos, de sus procesos de pensamiento, de su sentir y sus “creencias
creadoras”.
La persona gestiona su Salud, y vive acorde con sus propios parámetros y
potencialidades.
Allí, la Medicina es un mero
recuerdo, una palabra que utilizaban los antiguos… en aquella época de
desconocimiento (la Edad de Piedra la llaman…), y no hay más medicina que el
discurrir de la Vida, y su continuo milagro…
Para terminar de otear el
horizonte, esperanzados por un prometedor Presente, en el que las medicinas
complementarias (la vida no es alternativa sino complementaria) forman parte,
cada día más y a marchas forzadas, de la realidad y la vida de millones de
personas en este planeta, y donde la medicina convencional, poco a poco abre
sus puertas a una medicina más integradora, una reflexión del Dr. Jorge
Carvajal Posada:
“La mayor Enfermedad es la
ignorancia sobre nuestro propio Potencial Curativo”
Personalmente, me encanta la
visión del mañana… Ahora sólo queda, arrimar el hombro y, como humanidad,
construirla Hoy.
Autor: Héctor Díaz
Fuente: http://www.amorporlasalud.com/