Sobre la “simbología Illuminati” y la geometría sagrada del nuevo
aeropuerto de la ciudad de México
CRIPTOANÁLISIS DEL NUEVO AEROPUERTO
INTERNACIONAL DE LA CIUDAD DE MÉXICO HAN BROTADO ENTRE LOS SITIOS DE
CONSPIRACIÓN; UN TOUR MÁGICO-MASÓNICO POR ESTAS INTERPRETACIONES DEL NUEVO
PROYECTO DE FOSTER Y SOCIOS
No se hacen esperar los criptoanálisis
de la simbología supuestamente Illuminati (o hasta reptiliana) del modelo
presentado por el despacho de arquitectos de Norman Foster y su socio mexicano,
Fernando Romero, yerno de Carlos Slim, para el nuevo aeropuerto de la ciudad de
México. Sabemos que la blogósfera es caldo de cultivo para desaforadas teorías,
descritas como “conspiranoicas”, que, sin embargo, en ocasiones pueden llegar a
sorprendernos por su capacidad de conectar puntos dispares que ocultan una gran
profundidad de significados.
El blog Nuevo Orden Mundial Reptiliano ha publicado una extensa
entrada en la que pretende desentrañar el origen simbólico de la construcción
del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, cuyo proyecto fue
presentado hace unos días por el gobierno de Peña Nieto. De entrada, parece que
la “evidencia” principal para sostener que el aeropuerto está diseñado dentro
de los parámetros Illuminati o del Nuevo Orden Mundial (de supuesta inspiración
masónica) es simplemente el hecho de que sea Sir Norman Foster el arquitecto y
partícipe indirectamente Carlos Slim, el hombre más rico del mundo y por lo
tanto jerarca Illuminati por default. Foster habría sido una especie de Imhotep
de la élite, participando en las construcciones de The City y otros centros de
poder y manipulación ritual a través del uso de la arquitectura masónica, como
puede ser también en su manifestación más burda: el gran falo rascacielo.
Hay que decir, por una parte, que es
casi imposible que una obra arquitectónica, especialmente una de largo aliento
y uso político, no contenga “símbolos”. Principalmente porque es esencialmente
una estructura geométrica –donde conviven diversas formas geométricas– y la
geometría es un lenguaje que simboliza, que comunica significado a través de la
forma y la relación matemática. Los números pueden siempre ser representados
como otras cosas (letras, por ejemplo); esto, de manera simplificada, es el
principio fundamental de la cábala. (Kepler decía sucintamente que “donde hay
materia, hay geometría”, y entonces tenemos también el símbolo masónico de la
regla y la escuadra, los elementos de un geómetra, “Dios geometriza”, y por
otro lado el apelativo para la divinidad es “El Gran Arquitecto”). Así,
pronto se puede empezar a leer un templo, una pintura, una piedra o cualquier
cosa, incluyendo aquellas erigidas por el caos y el azar. Así también uno puede
acariciar la penetración divina del lenguaje de la naturaleza y la geometría
sagrada o fácilmente arañar el orden paranoico donde todo no sólo está
conectado, sino que el tejido está imbricado para estrangularnos, para cerrarse
sobre nosotros. La mente humana es esencialmente metafórica y tiene la fascinante
capacidad de ver en una cosa otra cosa, y así sucesivamente, formando una red
de analogías y correspondencias.
En este sentido entra la mirada
interpretativa. Personalmente me parece ridículo que se piense que todo lo que
tiene una cierta simbología esotérica es parte de una intención de control
mental dirigida en contra de la población y a favor del statu quo, orquestada
por una fantasmagórica y omniabarcante sociedad secreta, generalmente
identificada como los Illuminati (una sociedad secreta que, al menos en lo que
concierne a la evidencia, se desintegró a finales del siglo XVIII). Ahora
bien, esto de ninguna manera significa que las grandes edificaciones
arquitectónicas de la historia y de nuestra era estén desprovistas de
intencionalidad simbólica, que en muchos casos reconstruye arquetipos
religiosos –y que puedan ser usadas para sostener y comunicar el poder que
detentan. Basta leer El misterio
de las catedrales, de Fulcanelli, para darse una idea de la riqueza
simbólica esotérica de las grandes catedrales europeas y su relación no sólo
con el cristianismo sino con los misterios religiosos, la alquimia y otros
sistemas de conocimiento considerados paganos y herejes por el dogma de la
Iglesia.
Un antecedente que parece ser el
favorito de los partidarios de la teoría conspiracional global es el aeropuerto de Denver, donde existe un aparente caballo del
Apocalipsis y un mural que supuestamente estaría representando la idea rectora
del Nuevo Orden Mundial, de reducir la población y acaparar las riquezas del
planeta en un idilio satánico elitista.
La ritualización del espacio público
Vista desde el cielo, la estructura del
nuevo aeropuerto de la ciudad de México puede vagamente identificarse como un
Ojo de Horus o un ojo en un triángulo –otra lectura, sin embargo, también nos
hace pensar en una gota arborescente, lo cual se incrusta en el tema biológico
que parece predominar en el diseño (algo que quizás no habría que decirles a
los conspiranoicos, ya que podría ser interpretado como evocativo de la
manipulación genética del ADN humano por las huestes Anunnaki, pues se puede
alcanzar a ver una alusión “ribonucleica” en el trazo de los hangares). Por
otro lado, la forma que más claramente semeja un antiguo símbolo en el diseño
de la nave del aeropuerto es la de un círculo entrelazado por una red que nos
remite a la Flor de la Vida, un símbolo recuperado por el movimiento new age,
pero que ha sido observado en los bocetos de Leonardo da Vinci y en diversas
construcciones religiosas. Se considera fundamentalmente un símbolo de la
intrincada red que teje la vida en el universo, la interconexión e
interrelación entre todos los nodos de la madeja cósmica y planetaria. Foster
dice en el video que su concepto es un sistema”holístico”. Que yo sepa esto
tiene una connotación que podríamos pensar ligada a una visión luminosa, de
interdependencia ecológica, bastante atinada y positiva para un aeropuerto que buscaría
la destrucción psicosimbólica de la población y la instauración del reino
reptiliano del Nuevo Orden Mundial. Aunque evidentemente todo puede caer en el
ámbito de la retórica y la desinformación, de cualquier forma esta
interpretación esotérica del aeropuerto resulta un tanto rebuscada.
Quizás la referencia más interesante que
propone este sitio del Nuevo Orden Reptiliano es la de un parecido con las
“vimanas”, que aparecen en los Vedas, y que han sido extrapoladas a otras
imágenes religiosas e interpretadas por los ufólogos como una huella de la
presencia de “antiguos astronautas”, básicamente naves espaciales de los dioses
védicos que luego reaparecen entre culturas babilónicas y hasta dentro del
cristianismo, pero que de nuevo son sujetas a interpretaciones de símbolos que
devienen en algo concreto: una nave espacial (similar a como la lápida de Pakal
es, para algunos, una nave espacial y para otros, solamente una representación
del axis mundi y de su paso al inframundo).
Atribuirle al gobierno de Peña Nieto una
sofisticada articulación de magia masónica es un elogio que no merece su
probada negligencia. Pero reconozco que las apariencias engañan y es cierto que
ha corrido (¿sigue corriendo?) una veta masónica entre los presidentes de
México.
Por otro lado se le atribuye “geometría
sagrada” al render de lo que sería el aeropuerto de la ciudad de México, como
si esto fuera un firma diabólica incontestable. De nuevo, ojalá el aeropuerto
cuente con geometría sagrada –seguramente es mejor que la simple geometría
profana–; un principio armónico de resonancia con las formas universales no
debe de hacer mal en un lugar. Quién sabe; igual hasta ayuda a prevenir
accidentes y ataques terroristas (aunque siempre existe la posibilidad de que
el gobierno represente en el futuro, en este teatro simbólico, un evento de
falsa bandera).
Quizás Peña Nieto (o el poder en la
sombra que controla a este presidente-títere-telegénico) también participe en
la ritualización del espacio público, irrupción numinosa irrestañable de ese
mismo principio geométrico-simbólico de la realidad (que es, a fin de cuentas,
la expresión material de un software). Pero lo más probable es que no sea de
manera consciente.
Si me diera rienda suelta esta imagen
aérea del protopuertoaéreo me sugiere un cáliz, una especie de santo grial
entre la floresta verde digital, conexión del cielo y la tierra en un vaso
alquímico… y si hago un ejercicio de asociación libre, dejando surgir mi
inconsciente veo un símbolo pleyadiano, una herradura magnética entre las
fuerzas polares del universo y una especie de código binario para comunicarse
con seres celestiales… la exégesis se despotrica en una explosión de Rorschach.
(Después de escribir esto acabo de ver esta imagen en la que se señala que intencionalmente se
ha colocado en el diseño el símbolo del águila y la serpiente, símbolo
justamente de la unión entre el cielo y la tierra, más allá del escudo nacional
y de la profecía azteca).
Tal vez discutir si el nuevo aeropuerto
tendrá efectos deletéreos en el medio ambiente y en las poblaciones locales de
la zona o si la licitación se condujo de manera legal o, incluso, sobre la
posibilidad de un nepotismo encubierto en las relaciones de poder entre Slim y
la presidencia (favores y conflictos de intereses) y otras cosas en este tenor
es más importante, pero ciertamente no es más divertido que hablar sobre
disparatadas conspiraciones globales y simbología extraterrestre (el parecido
del aeropuerto con un crop circle es notable). Aquí entramos en una paradoja,
porque aquello que divierte podría considerarse más importante y ciertamente
más apasionante y estimulante para la psique que la burocracia y el enredo
político terrenal –aunque tal vez esa es la verdadera conspiración: las
tácticas de distracción masiva.
Twitter del autor: @alepholo
Fuente: www.pijamasurf.com
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