La
Verduras y hortalizas nos procuran mucho colesterol bueno. (Archivo) Una dieta
verde reduce la presión arterial, el riesgo de enfermedad cardiovascular,
previene la diabetes y protege ante algún tipo de cáncer. Se puede tener un
déficit de vitamina B12, yodo o potasio, como el que tienen las personas
omnívoras de hierro o ácido fólico. Las legumbres son un tesoro por sus
proteínas, comparables con las de la carne.
Los nutricionistas suelen insistir en
que hay que comer de todo; que una dieta saludable es aquella que, desde el
equilibrio, se compone de verduras, legumbres, frutas, leche y derivados,
huevos, pescados y carnes. O como decía Grande Covián, “hay que comer de todo,
pero en plato de postre”. Sin embargo, el vegetarianismo sigue ganando adeptos.
Los estudios muestran que una dieta
basada en verduras, frutas, cereales y legumbres reduce la presión arterial y
las posibilidades de una muerte prematura por enfermedades cardiovasculares,
además de prevenir la diabetes. Además, las verduras son protectoras frente
algunos tipos de cáncer como los de pulmón, estómago y boca.
Es importante abandonar el discurso del
déficit alimenticio de ser vegetariano Sin embargo, los motivos por los que se
adopta una dieta vegetariana son diversos. Desde la sensibilidad con los
animales a los beneficios para la salud o la conciencia ecológica, ya que
relacionan la ganadería extensiva con la destrucción del medio ambiente y el
aumento del CO2 y el metano.
De ese modo hay también diferentes
maneras de ser vegetariano. Desde el vegano, persona que basa su dieta en
productos obtenidos la tierra, hasta aquellos que incorporan leche y huevos en
su dieta diaria, pasando por vegetarianos que admiten el consumo de pescado y
hasta los flexivegetarianos, que consumen ocasionalmente carnes blancas.
Para Francisco Ruiz Domínguez, delegado
en Sevilla de la Unión Vegetariana Española (UVE) y doctor en Psicología
Social, “es importante que se abandone el discurso del déficit alimenticio, ya
que hay muchas instituciones internacionales que indican que trae muchos
beneficios para la salud”.
No obstante, reconoce que no es la
“panacea”, porque en algunas ocasiones se puede necesitar vitamina B12, obtenida
de las proteínas de la carne, yodo o potasio, un déficit que el psicólogo
compara con el que muchas personas omnívoras tiene de hierro o ácido fólico.
Frutas y verduras son protectoras frente al cáncer de pulmón, boca, esófago y
estómago La planificación de los alimentos durante la transición de una dieta
tradicional a una vegetariana es esencial para cumplir con la pirámide
alimenticia. Según Ruiz, la planificación de un patrón alimenticio es ideal
para la creación de una rutina alimenticia sana y completa y que un cambio
progresivo hacia la dieta vegetariana evita posibles cambios bruscos en el
metabolismo.
El consumo de legumbres y productos
integrales como el arroz y el trigo son primordiales. Según la Comisión
Europea, las legumbres se consideran un tesoro por las proteínas que aportan y
son comparables con las de la carne. Además, alimentos cotidianos en la dieta
vegetariana como la fibra soluble, los frutos secos, los esteroles vegetales
(legumbres, las semillas, los cereales integrales), la soja, los flavonoides y
otros fitoquímicos reducen las posibilidades de enfermedades cardiovasculares.
El consumo de fruta y verdura, de 5 a 10
piezas diarias, reduce la presión arterial, y un estudio realizado en 2010
revela que existen beneficios preventivos para las personas con riesgo de
desarrollar diabetes tipo 2 con la ingesta de verduras, cereales integrales,
legumbres y frutos secos.
Según un estudio de la Universidad de
Oxford de 2002, la población que sigue una dieta vegetariana tiene un riesgo
inferior a la morbimortalidad (muerte causada por enfermedades). Además, las
frutas y verduras son protectoras frente al cáncer de pulmón, boca, esófago y
estómago ya que contienen una compleja mezcla de fitoquímicos con una potente
actividad de antioxidante, antiproliferativa, según el World Cancer Research
Fund.
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