jueves, 21 de agosto de 2014

MÁS REVELACIONES SOBRE LA GRAN PIRÁMIDE Publicado por Alfredo el mayo 26, AM




































 Las tropas del califa Al-Mamún abrieron la Gran Pirámide encontrando su interior vacío. Obviamente alguien se había adelantado. ¿Por dónde lo hicieron y cuándo?. Las investigaciones realizadas in situ por nuestro equipo de investigación desestabilizan la Historia ya que demuestran que fueron varios los arquitectos que trabajaron en el monumento en distintas épocas y con distintos propósitos. El maestro de obras de Keops fue uno de ellos. Hizo construir la tumba de su faraón en una pirámide que ya estaba levantada miles de años atrás. La tumba de Keops sigue intacta y sabemos dónde está.
     Es posible que mientras la Pirámide permanece cerrada al público se encuentre alguna de las cámaras y corredores secretos que varios investigadores aseguran haber descubierto? Ofrecemos en este artículo un mapa con la ubicación de los mismos y el hallazgo de un posible acceso a la tumba que Keops se habría hecho excavar en este antiquísimo templo y que luego fue restaurado por Ramses IIsegún todas las evidencias reunidas tras el acceso a lugares prácticamente inexplorados en la Gran Pirámide.
     Para algunos fue una tumba, para otros un templo y no falta quien afirma que es el contendió de un conocimiento increíblemente desarrollado por una civilización desaparecida o por extraterrestres venidos de lejanas estrellas. Y quizás todos tengan razón, ya que la Gran Pirámide, testigo mudo seguramente de más de cinco millones de amaneceres, ha visto cómo su estructura ha servido de escenario para que diversos arquitectos en distintas épocas oculten cámaras secretas, algunas de ellas todavía re descubiertas. Hoy el mundo mira a la Gran Pirámide con la esperanza de que se desvelen sus misterios. Mañana, el mes que viene o el próximo año saltará a la prensa el descubrimiento de nuevas cámaras, caso que los arqueólogos quieran constatar en Egipto la veracidad de las teorías presentadas en éste y en próximos artículos, en un exhaustivo trabajo que empieza con el más comprometedor de los planteamientos: la posible localización de la tumba de Keops, excavada hace 4.500 años en un monumento que ya pudo estar elevado hace 12.000 años o más.
ANTES DE LOS FARAONES
     Son las paradojas de la única maravilla del mundo antiguo que se conserva. Para muchos resuena con ecos de misterio, con múltiples y solemnes preguntas sin respuesta, con recuerdos a seres que emplearon una ciencia tan asombrosa como anacrónica. Para otros fue un monumento erigido a la vanidad, sin más ciencia que la fuerza bruta aportada por miles de hombres, en donde se tacha de casualidad cualquier dato científico aportado por sus medidas, aunque ellas denoten el conocimiento exacto de algunas medidas geodésicas de nuestro planeta. De ser ciertos mis planteamientos, el descubrimiento de la tumba de Keops en el interior de la Gran Pirámide demostraría que este monumento es más antiguo de lo que la arqueología supone. Los pasos seguidos han sido plantearme una serie de premisas cuyo resultado desemboca en el desciframiento de los hechos históricos producidos y de las huellas que éstos han dejado. La deducción final se basa por tanto en una nueva y distinta valoración de todos los elementos hasta ahora considerados, un nuevo punto de vista que no vulnera el concepto de objetividad científica salvo, claro está, en la presunción hasta ahora re admitida de que antes de los faraones existió en Egipto otra civilización que empleó una tecnología a veces no superada ni por los mejores logros de nuestra moderna era espacial.

     Pese a que los libros, referencias y artículos que tratan el tema de las pirámides se cuentan por cientos de miles los libros de texto académicos zanjan el tema en dos lacónicas frases que se centran en sendas aseveraciones las pirámides son tumbas y la Gran Pirámide fue construida por Keops. Los egiptólogos aceptan esta teoría en base únicamente a los datos proporcionados por dos viajeros que nada tenían que ver con la arqueología. Pero las aseveraciones del historiador griego Herodoto en el siglo V a.C. y del coronel inglés Richard Howard-Vyse en 1837, como veremos, nada tienen de científicas, estando además manipuladas e intoxicadas tanto en sus propios orígenes como en sus adaptaciones posteriores. 

EL CORONEL HOWARD-VYSE
     Para la arqueología oficial el cartucho del faraón Keops encontrado en la quinta Cámara de Descarga es la más clara evidencia de que la Gran Pirámide fue construida por él durante la IV Dinastía. Asimismo, las referencias que hace Herodoto son consideradas suficientes como para atribuir a Keops la autoría de la obra. Es la idea aceptada y generalizada para todos aquéllos que no han realizado las más mínimas comprobaciones, porque a poco que se revise la historia vemos que tales argumentos carecen absolutamente de fundamento.

     En 1835 llegó a la meseta de Giza el coronel Howard-Vyse. Su principal interés se centraba en poder demostrar a su ilustre familia que era merecedor de su apellido tras haber llevado una vida poco recomendable. Su carrera militar en el ejército británico de la India había pasado sin pena ni gloria, por lo que centró su atención en intentar pasar a la Historia como promotor de un gran descubrimiento, en una época en la que numerosos investigadores sacaban a la luz los restos de la cultura faraónica, Por aquellos días la zona estaba siendo excavada por el italianoGiovanni Battista Caviglia, que, pese a su profesión de capitán de arco, decidió dedicar su vida a un estudio meticuloso de la Gran Pirámide. Había ya conseguido despejar y limpiar el camino, entre toneladas de escombros y de excrementos de murciélagos, tanto del pasaje descubierto en 1765 por Nathaniel Davison hasta la primera Cámara de Descargacomo del denominado Pozo que recorre la pirámide desde la Gran Galería hasta el canal descendente cerca de la Cámara del Caos. Howard-Vyse le ofreció financiación a cambio de mostrarse a la prensa como coopartícipe de los hallazgos que se produjesen, cosa a la que Caviglia renunció, ya que vio en el coronel cierto ánimo de protagonismo en Iugar del espíritu que debía imperar en toda investigación. La meticulosidad y objetividad aplicadas por Caviglia en sus excavaciones fueron refrendadas posteriormente por la arqueología. Sus trabajadores aprendieron su método de trabajo y el propio William M. Flinders Petrie, el mejor arqueólogo y metrólogo que ha trabajado en la Gran Pirámide, cuando llegó a Egipto en 1880 buscó y contrató a Ali Gabri, quien 40 años antes fue capataz de Caviglia.


     Ante la negativa de Caviglia, Vyse consiguió comprar al gobierno egipcio un permiso para excavar en Giza y con la suma increíble de diez mil libras organizó un pelotón de trabajadores dispuesto a que su nombre apareciera en los periódicos ingleses como el autor de un hallazgo importante. Contrató entonces como capataz de los trabajos a Caviglia, pero el método riguroso utilizado por éste resultaba lento para sus aspiraciones, por lo que decidió despedirle tras una larga serie de discusiones. Contrató entonces los servicios del ingeniero John Perringpara iniciar su particular búsqueda desenfrenada de un descubrimiento importante, aunque para ello utilizara métodos tan destructivos como la pólvora. Tras volar el hombro y el lomo de la Esfinge, centró sus explosiones en el interior de la Gran Pirámide. La idea de que sobre la Cámara de Descarga descubierta por Davison había otras similares era de Caviglia, refrendado por un pequeña grieta por la que se podía introducir un palo, pero la composición granítica de los bloques hacía difícil su perforación.
   

     Decidió usar la pólvora para abrirse camino hacia arriba y encargó el trabajo a un operario llamado Daued, hombre entregado al hachís y al alcohol y que no tenía reparos en jugarse la vida al provocar una explosión acurrucado tras algún pequeño nicho. El estallido debió resonar con enorme fuerza y toda la pirámide se llenó de polvo, pero el resultado fue que consiguieron abrir un agujero lo suficientemente grande como para pasar a otra estancia superior. De igual manera y tras numerosas voladuras se consiguieron abrir camino hacia la parte superior del monumento hasta una quinta Cámara de Descarga, dejando por fin a la pirámide con la estructura interior que ahora conocemos.


 UNA BURDA FALSIFICACIÓN
Pese a que estas cámaras se encontraron vacías de mobiliario y ornamentos, Howard-Wyse presentó al mundo su descubrimiento de pinturas y textos jeroglíficos. Fueron estudiados por Samuel Birch, experto en jeroglíficos del Museo Británico, quien atribuyó uno de los cartuchos encontrados a Keops, el mismo faraón que citara Herodoto, y la arqueología respiró satisfecha por tener la prueba irrefutable de que se trataba del constructor de la Gran Pirámide de Giza. El coronel regresó a Inglaterra, donde llegó rodeado de grandes honores, aunque en su travesía se hundió su barco en aguas españolas, frente a las costas de Cartagena, con gran cantidad de restos arqueológicos, entre ellos el sarcófago recuperado en la pirámide de Micerinos. Howard-Vyse fue nombrado general del Ejército Británico.
  El descubrimiento de la escritura jeroglífica en las Cámaras de Descarga de la Gran Pirámide estuvo rodeado de acciones sospechosas por parte de sus protagonistas. Howard-Vyse nunca permitió a Caviglia acceder al descubrimiento y el capataz de los trabajos fue despedido. Los ingenieros de su equipo, Mash y Perring, sí que pudieron contemplar el hallazgo y Perring, en su libro “Las Pirámides de Giza a la luz de su exploración y medición sobre el terreno”, refiere cómo se fijaron en las llamadas líneas de albañil (trazos de pintura roja), aunque en un principio no vieron los jeroglíficos que descubrieron posteriormente en una inspección más detallada.
   
   
     Tras la apertura con pólvora del acceso a las cámaras Vyse no permitió la entrada de nadie, salvo la de un amigo suyo, J. R. Hill, empleado de una fábrica local de cobre. Curiosamente cuando el coronel se retiró de Egipto, Hill se convirtió en el propietario del Cairo Hotel, algo que no se entiende en un simple operario. Es de suponer que la amistad y la colaboración entre ambos le proporcionó el dinero suficiente para tal adquisición y su complicidad se vio refrendada por el público agradecimiento a Hill que Vyse hizo en su libro Operaciones llevadas a cabo en las Pirámides de Gizeh en 1837. Hill tenía acceso libre a las cámaras a las que subía para pintar los nombres con que las bautizaron y no dejaba que nadie más le acompañase. Como sospecharon algunos, se trata de la más burda falsificación que conoce la historia, como veremos más adelante.
  
     La copia que recibió el doctor Samuel Birch de los cartuchos y jeroglíficos encontrados en las Cámaras de Descarga descubiertas por Vyse le dejaron perplejo. Si bien pudo reconocer el nombre de Keops (Khufú), existían elementos ciertamente anómalos tanto en los otros cartuchos como en la propia escritura que los acompañaban. En primer Iugar, los signos no se parecían a la escritura jeroglífica del Imperio Antiguo sino más bien a otra escritura cursiva conocida como demótico que se dio en Egipto cientos de años más tarde. Asimismo, muchos de los jeroglíficos eran desconocidos y, algo inaudito, alguno de los conocidos estaban al revés. También fue desconcertante la aparición de un cartucho con el nombre de un faraón ignorado, Khnem-khuf, que algunos egiptólogos han intentado asimilar a alguna variante del propio Khufú o Keops.

     Afortunadamente, el fraude del coronel Howard-Vyse se constató definitivamente cuando se investigaron las fuentes egiptológicas que usó en su estancia en Egipto, pudiendo reconstruir sus andanzas delictivas. La piedra Rosetta fue descubierta en 1799 y por tanto el conocimiento que se tenía de los jeroglíficos en el decenio de 1830 era mínimo. El único texto que Hill pudo haber consultado era Materia Hieroglyphica, de sir John Wilkinson, en el que aparecían los errores de transcripción del nombre de Keops de la misma forma en que aparecieron escritos en las dos primeras cámaras descubiertas. Justo cuando descubrieron la cuarta Cámara de Descarga, los impostores se enteraron de que había aparecido una nueva versión del diccionario de Wilkinson titulado Usos y costumbres de los antiguos egipcios.

     Corrieron a El Cairo para adquirirlo y comprobaron que el autor había cambiado de opinión sobre la forma de escribir la palabra Keops, por lo que se dieron cuenta de que habían escrito mal el nombre. Entonces rectificaron su error en las dos últimas cámaras, por lo que allí aparece el nombre de Khufú o Jufú con la grafía correcta pero, nuevamente, con otros dos errores de envergadura.

     Wilkinson, pese haber rectificado la grafía de Khufú, volvió a cometer un error en el círculo que correspondía al sonido que hoy hemos convertido en Kh. Actualmente se sabe que ese signo corresponde al llamado tamiz o cedazo, un círculo con varias lineas que lo cruzan. Pues bien, el error de Wilkinson, y sospechosamente también el error del cartucho de Keops de la quinta Cámara de Descarga, es confundir ese tamiz con el símbolo del Sol, de Ra, que equivale a un círculo con un punto en el centro, por lo que Vyse y Hill escribieron mal el nombre del faraón; se leería la palabra Raufú en lugar de Khufú Además los signos jeroglíficos dibujados no guardan la postura que debieran tener ya que no están orientados todos en la misma dirección.

     ¿Cómo es posible que tamaña chapuza haya prevalecido en la egiptología como la prueba incuestionable de quién fue el constructor de la Gran Pirámide?Posiblemente, porque si no la construyó Keops aparece una laguna histórica de tal envergadura que sería por sí sola capaz de desestabilizar las bases de toda nuestra concepción histórica. Sospechosamente, de las cinco Cámaras de Descarga de la Gran Pirámide sólo las cuatro descubiertas por el coronel tienen escritura, ya que la primera, la descubierta por Davison, se encuentra vacía de todo signo. Aparte de los cartuchos falsificados por Vyse no existe ningún otro dibujo o jeroglífico que adorne las paredes interiores de la gran Pirámide y, por tanto, carecemos de referencia alguna que indique quién fue su constructor y cuándo se hizo. Todos aquellos crédulos que por conveniencia no han visto sospecha alguna en el asunto de Vyse, se muestran escépticos a la hora de valorar otros documentos que explican que la Gran Pirámide ya estaba construida en tiempos de Keops, sencillamente porque no interesa. La denominada Estela del Inventario, que encontramos en el Museo de el Cairo, relata cómo Keops fundó una Orden dedicada al culto de la diosa Isis, Señora de la Pirámide, es decir, que la pirámide ya estaba construida en tiempos de la IV Dinastía y servía como templo de la diosa.
LA VERSIÓN DE HERODOTO
    Herodolo de Halicarnaso, el denominado Padre de la Historia, atribuyó la construcción de la primera pirámide de Giza a Keops, la segunda a Kefrén y la tercera a Micerinos, nombres helenizados que la arqueología ha identificado como de los faraones Khufú, Khafra y Menkaura. Herodoto ha sido tachado de superficial y sus afirmaciones no son tenidas en cuenta a la hora de avalar hechos fidedignos. De todas formas, debemos tener en cuenta que el periodismo o la investigación histórica tal como hoy la conocemos dista mucho de los trabajos realizados por los autores clásicos. Los guías que le acompañaron y las gentes a las que pudo consultar le contaron su versión y así lo reflejó en su obra. Y, como él mismo reconoce en su segundo libro, …si alguno hubiere a quien se hagan creíbles esas fábulas egipcias, sea enhorabuena, pues no salgo fiador de lo que cuento, y sólo me propongo escribir lo que otros me referían….

     Yo estoy convencido de que Herodoto no elucubraba, sino que reflejaba sin malicia lo que su memoria recordaba de todo lo que le contaron: …Hasta el reinado de Rampsinito, según los sacerdotes, viose florecer en Egipto la justicia… pero Keops, que le sucedió en el trono, echó a perder un estado tan floreciente. Primeramente, cerrando los templos, prohibió a los egipcios sus acostumbrados sacrificios ordenó después que todos trabajasen por cuenta del público…; Si hacemos caso de la información dada en la Estela del Inventario, la Gran Pirámide era un monumento antiguo dedicado a la diosa Isis. Si Keops decidió hacer allí su tumba y después ordenó cerrar la pirámide, entendemos el por qué de las frases de Herodoto y la razón principal para que Keops fuese considerado un tirano: … Viéndose ya falto de dinero, llegó Keops a tal extremo de avaricia y bajeza, que en público lupanar prostituyó a una hija…. pidiendo a sus amantes que le costearan cada uno una piedra para su edificio.
  
     De las frases anteriores solo se puede sacar en claro el odio que le tenían a Keops los sacerdotes de Sais que narraron a Herodoto su versión de los hechos, pues tales informaciones resultan inconcebibles. Sin embargo, del propio texto de Herodoto podemos sacar conclusiones más coherentes con la historia:
… sólo en construir el camino para conducir dichas piedras de sillería hizo penar y afanar a su pueblo durante diez años enteros.”.. y en los diez años de fatiga empleados en la construcción del camino, no se incluye el tiempo invertido en preparar el terreno del collado donde las pirámides debían levantarse, y en construir una cámara subterránea que sirviese para sepulcro real, situada en una isla formada por una acequia que del Nilo se deriva. En cuanto a la pirámide, se gastaron en su construcción veinte años;. Esta información proporcionada por Herodoto nos ofrece una serie de datos que merecen la pena tener en cuenta. En primer lugar nos habla de los diez años que tardó Keops en hacer la rampa. Esta calzada une la Gran Pirámide con el lecho que tuvo el Nilo y su longitud es de unos 900 metros por unos 12 de ancho. Esta apreciación parece ser correcta, ya que podemos considerar como posible que los egipcios de la IV Dinastía construyesen esos 10.000 metros.cuadrados, ya que por lo que se puede deducir de su aspecto actual, esto no presenta un alto grado de tecnología. EI problema viene cuando habla de los 20 años que tardó luego en construirse la pirámide, Si tan sólo la primera grada de piedras, de las 204 con los que contó ésta, tiene casi 54.000 metros cuadrados, las cuentas no nos salen, y eso sin contar con la perfección de la Gran Pirámide y que no tuvo la calzada que conduce a ella. ¿Dónde se encuentra el error de Herodoto? Los miles de años que separaban la construcción del monumento de la visita de Herodoto pudo hacer que se confundieran los conceptos o que los sacerdotes consultados por él no estuvieran enterados de la realidad histórica relativa a un faraón hereje que además se procuró quedara en el olvido o fuera recordado con odio. Porque, en otro caso, no se explica que no le comentasen la existencia de otros pasajes y cámaras en el interior de la pirámide.
EFIGIES DE LOS ANCESTROS
     De no conocerse la verdadera antigüedad de la Gran Pirámide, resulta lógico suponer que el faraón que allí se hizo su tumba fuera considerado posteriormente como el constructor del monumento. Porque si Keops estuvo trabajando durante diez años en la calzada y otros veinte en la pirámide, sólo le pudo dar tiempo a efectuar ciertos trabajos en su interior, y nunca a construir toda la obra, como hasta ahora han mantenido los que no saben lo que significa cortar, mover, izar y colocar milimétricamente seis millones de metros cúbicos de piedra. Cualquier arquitecto o ingeniero que se haya parado a valorar la construcción de la Gran Pirámide ha de convenir conmigo en que su elaboración se efectuó en dos etapas claramente diferenciadas:

     En la primera destaca la presencia de un creador original del monumento y de una tecnología aplicada capaz de realizar el logro de colocar casi tres millones de bloques de piedra con mayor perfección de lo que las más modernas normas arquitectónicas aceptan. Un trabajo milimétrico de precisión que se plasma por ejemplo en conseguir reflejar el efecto relámpago; los días del equinoccio, o en impedir que quepa un cabello entre las juntas de los bloques del revestimiento o de la obra magna de la ingeniería pétrea mundial: la Gran Galería.
   

     En una segunda etapa encontramos a un maestro de obras chapucero, que dotó la Gran Pirámide con unos aditamentos que no estaban en el proyecto original, lo cual nos sugiere que alguien corno Keops efectuó allí ciertos trabajos como los referidos por Herodoto.

     Esta distinción nos permite valorar adecuadamente la estructura de la obra y aclarar qué elementos de la pirámide fueron originales y cuáles fueron añadidos, simplemente por la calidad técnica aplicada. Así podemos adivinar que las grotescas marcas de entalladuras situadas en el lateral de la Gran Galería, 28 pares en total, corresponden a las bases de las efigies de los antepasados de Keops, ya que éste fue el vigésimo octavo rey de Egipto, después de Menes. ¿Qué más hizo Keops en la Gran Pirámide?
LA SUERTE DE AL-MAMUN
 Han sido muchos los días que desde la meseta de Giza o desde cualquiera de los hoteles cercanos a ella he contemplado la Gran Pirámide. No recuerdo ya tantos amaneceres y atardeceres asociados a esa forma geométrica de concepción aparentemente tan simple. He realizado decenas de miles de diapositivas y cientos de horas de rodaje desde todos los ángulos posibles gracias a los permisos para fotografiarla y filmarla. He escalado en varias ocasiones su cumbre y me he internado numerosas veces por sus entrañas, penetrando en rincones que pocos egiptólogos conocen personalmente. Y, lo mejor de todo, con el tema central de la Gran Pirámide gravitando la conversación he conocido a muchos amigos, a los que debo un gran agradecimiento, desde los grandes arqueólogos que han consagrado su vida al fascinante mundo de la egiptología asociados a la Oficina de Antigüedades de Egipto, como los doctores Nur-H- Din, Ali Hassan o Zahi Hawass, hasta los cientos entusiastas que me han acompañado en mis numerosos viajes a Egipto. Sin contar con los responsables del turismo de Egipto, desde el Ministro Mandouh El- Beltagui hasta el Consejero de Turismo de Ia Embajada de Egipto en España, Sr. Hamdi Zaki,quienes tantas veces rne han patrocinado innumerables viajes y me han brindado su apoyo y su amistad.
     Algo que me llamó la atención cuando empecé a valorar críticamente el monumento más famoso del mundo fue la magnifica puntería y Ia suerte inconcebible que tuvo Al-Mamún a la hora de perforar la Gran Pirámide para en el primer intento llegar, exactamente, por encima de los tapones de granito que impedían el paso por el canal ascendente. ¡Increible! Me resultaba difícil admitir que, por simple casualidad, este califa eligiera la hilada sexta, se desviara en diagonal casi siete metros a la izquierda por las entradas del monumento y no cejara en su empeño y en su ánimo para lleqar, tras 35 metros de inagotable esfuerzo, al único punto posible por donde empalmar la subida con el canal ascendente. Eso es tener suerte y lo demás es cuento. Y no se entiende cómo los cronistas de tal suceso se confundieran tanto, pues afirman que Ia perforación fue de entre cuatro y diez metros.
    
      El historiador árabe Maqrizi, nacido en EI Cairo en 1360, escribió: El califa Abdallah Al-Mamún hen Harún el-Rachid ordenó que se abriera la Gran Pirámide, y se excavó para él la brecha que aún sigue hoy abierta. Para ello se empleó el fuego, el vinagre, Ias palancas, trabajaron herreros, y se gastaron sumas considerables. El espesor del muro era de unos 20 codos (9,20 metros).¿Qué es lo que falla en estos datos?

¿UNA PUERTA OLVIDADA?
 El griego Estrabón en su famosa Geografía (libro XMI,33) escribió: A cierto nivel, sobre uno de sus lados, hay una piedra que puede retirar; y que, una vez fuera, deja ver la entrada de una (galería tortuosa o siringa, que termina en una tumba. O sea, que en tiempos cercanos a Cristo se conocía ya la entrada de la Gran Pirámide. ¿Es posible que después se llegara a olvidar su emplazamiento? Lo dudo porque, si tal entrada era conocida miles de años después de la construcción del monumento, resulta chocante que en plena época de dominación y visitas griegas por la zona, los lugareños desaprovecharan la oportunidad de servir de guías de la Gran Pirámide. Seria la primera vez en la Historia de Egipto que, tras miles de años de estar abierta una puerta, desapareciese su ubicación, quedando el mayor monumento de Egipto cerrado a la vista de los curiosos.
   

     Si la entrada original del monumento estuvo abierta, los que por allí descendiesen apreciarían los tapones degranito que impedían progresar por el canal ascendente. Ya sea la búsqueda de tesoros o de conocimientos debió incitar a AI-Mamún, en el año 820, a abrir camino realizando un rodeo a los tapones y desembocando a un canal ya abierto, un pasaje de 35 metros y taponado en su exterior por piedra que ocupaba entre cuatro y diez metros. Efectivamente, Al-Mamun abrió el pasaje que lleva su nombre pero no desde fuera, sino desde dentro. Esta afirmación no es gratuita. André Pochan, en su libro El enigma de tu Gran Pirámide, me dio la clave para llegar a esta conclusión, cuando trata el problema de la colocación de los tapones de granito, un enigma aún no resuelto, en los siguientes términos: Los tres enormes bloques de granito que obstruían el canal ascendente tienen una longitud total de 4,53 metros, su sección es de 1,194 metros por 1,052 metros. Su peso es de más de cinco toneladas cada uno. ¿Dónde estaban depositados antes de bloquear el canal? ¿Cómo han sido colocados en su emplazamiento actual?:
  
 1) En el pasillo horizontal a la Cámara de la Reina no, pues este corredor tiene una sección inferior a la de los bloques.
2) En el rellano bajo de la Gran Galería tampoco, porque hubieran obstruido el canal ascendente al mismo tiempo que el Corredor de la Reina.
3) En el centro de la Gran Galería no, porque durante los funerales reales hubiera sido necesario escalar 3,50 metros para pasar por encima.
4) Sobre las rampas que se encuentran a izquierda y derecha de la Gran Galeríano, porque sólo quedaría un espacio de 0,516 para pasar el féretro. Para colmo de males, los bloques tienen exactamente la misma sección que el canal ascendente. ¿Cómo es posible que se deslizasen a lo largo de 40 metros?



     Pochan, tras evaluar la imposibilidad de su colocación, ofrece una respuesta fundamental para la hipótesis que estamos valorando. En el plano de su libro podemos apreciarlo. Los bloques 1, 2 y 3 están situados a la derecha en un nicho, dejando el canal ascendente libre y cuando así quisieron los deslizaron hacia la izquierda, quedando el canal taponado. La solución es perfecta, solamente que se queda corta, porque en el misrno plano podemos observar cómo el nicho se sitúa justamente al final del llamado túnel de AI-Mamún.
LA TUMBA DE KEOPS
     Cuando reparé en este detalle aproveché el siguiente viaje que hice a Egipto para saber si era posible que por el canal cupiesen los bloques y, efectivamente, pude comprobar que exactamente el túnel se abrió para que por él se introdujesen los tapones, una obra que nada tenía que ver con el proyecto original del arquitecto de la Gran Pirámide. En el mismo plano de Pochan podernos ver el canal abierto por Al-Mamún por debajo de los tapones de granito por donde llegó al canal que ya estaba abierto y que reutilizó para comunicarse con el exterior.Tanta casualidad no es posible atribuirla a la suerte que tuvo el califa.

Si, como contaron a Herodoto los sacerdotes, Keops se hizo construir su tumba en la Gran Pirámide a la vez que cerró los templos, si por la Estela del Inventario sabernos que la Gran Pirámide era un templo dedicado a Isis, y si sabemos que el maestro de obras de Keops jalonó la Gran Galería con las estatuas de los antepasados de Keops, las piezas encajan al considerar que los tapones de granito y el canal abierto para introducirlos fue también obra del faraón Keops. ¿Pero, con que fin se pusieron dichos tapones? Evidentemente impiden subir por el canal ascendente hasta la Gran Galería, la Cámara de la Reina y la Cámara del Rey. Pero esta obra indica asimismo otro propósito más sutil. Si la tumba de Keops se situó por encima de los tapones, se superaba la cota de edificación de la pirámide sobre la meseta de Giza, porque con toda exactitud el lugar donde se produce esa intersección entre el canal descendente a la Cámara del Caos y el canal ascendente, marca el punto donde las primera hiladas de la pirámide empiezan su ascenso hasta la cúspide.

     Los tapones de granito no sólo impedían el acceso a estancias superiores sino que, estando encajados, suministraban la mejor puerta para una cámara excavada no en la mampostería del monumento, sino en la propia meseta de Giza donde, precisamente, se abren numerosas cuevas naturales. Solo así tendría razón Herodoto al hablar de la tumba de Keops como de una cámara subterránea, bajo el suelo y no dentro de la pirámide. Mi convencimiento fue debido al estudio de una construcción singular, situada en la meseta de Giza, hacia el este de la pirámide. Se conoce como los túneles de prueba y consisten en dos pasadizos que reconstruyen milimétricamente la intersección de los canales descendente y ascendente de la Gran Pirámide.


     Es de suponer que, antes de afrontar el reto del enterramiento del faraón, sus arquitectos probasen la angularidad de los pasajes de la Gran Pirámide. Allí los artesanos de Keops debieron diseñar los bocetos del enterramiento, las medidas del sarcófago y los elementos del ajuar funerario. De allí salé la idea de la posibilidad de aprovechar tan antiquísimo monumento, el templo de Isis. Y allí todavía quedan como pasajes que no van a ningún sitio, que no sirven para guardar nada, salvo para aclarar este gran suceso de la historia. Pero dichos túneles de prueba guardan un secreto más, ya que justo desde la intersección de ambos canales surge hacia arriba un tercer canal, una especie de chimenea que no se aprecia en la construcción original. Esta sección cuadrada de unos 30 centímetros de lado hace posible que desde dentro de los túneles se vea el cielo y todavía resulta más intrigante lo referido por Herodoto: Carece la pirámide de Kefrén de cámaras subterráneas; tampoco llega a ella el canal derivado del Nilo que alcanza a la de Keops, y corriendo por un acueducto allí construido, forma y baña una isla, dentro de la cual dicen que yace este rey. Y no es difícil imaginar que, si llovía en Giza y si canalizaban las aguas por el canal descendente, un simple acueducto podría llevar agua a la cámara construida por el faraón, sin necesidad de recurrir a las aguas del río.

CULTO A ISIS EN LA PIRÁMIDE
     Los restos que aún guarda la Gran Pirámide no son mudos y además de la firma de los dos arquitectos, el original y el que trabajó para Keops, hubo una tercera obra en el interior del monumento. Una leyenda en jeroglíficos que se encuentra frente a la cara norte de la pirámide, atribuida a Kefrén y realizada en tiempos de Ramsés II (1287 a.C), indica que el superintendente de los trabajos, Mai, Grande del templo de Maat, y Seanj-Pa, intendente de los trabajos del templo de Amón de Tebas,trabajaron en la reparación de las dos grandes pirámides de Giza. La presencia de estos arquitectos en esa meseta no fue tenida en cuenta hasta que recientemente se encontró una estatua del propio Ramsés II junto a las excavaciones en la pirámide de Micerinos. La inscripción citada anteriormente explica que dichos arquitectos se introdujeron en los monumentos posiblemente para restaurar el culto a Isis en la Gran Pirámide. Su presencia explica que Al-Mamún no encontrara las estatuas de los antepasados de Keops y justificaría la tachadura realizada con una piqueta, que se encuentra en la Gran Galería a la altura del tercer saledizo, posiblemente para borrar alguna inscripción profana escrita por el faraón. Pero, si los tapones estaban puestos ¿por dónde entraron? Se sabe que, antes de izar la primera hilada de la pirámide, los trabajadores iniciaron la excavación del canal descendente y, a la vez, para que quienes bajaban no chocaran con los que subían, se realizó otro canal que quedó abierto hasta que se puso la primera fila de bloques. A este conducto conocido como el pozo, se puede acceder desde el canal descendente cerca de la Cámara del Caos. Los obreros de Ramsés sólo tuvieron que picar unos 20 metros en roca caliza para acceder a la Gran Galería y, desde allí, efectuaron dicho conducto para llegar a la primera Cámara de Descarga, el mismo que descubriera Nathaniel Davison, cuando intentaba sopesar los destrozos producidos por los terremotos en los bloques de 60 toneladas de la Cámara del Rey. Efectivamente, se han encontrado restos de yeso en las grietas de estos bloques, como si los hombres de Ramsés quisiesen dar un hermetismo de insospechadas consecuencias a dicha estancia Tras la limpieza del monumento, los trabajadores de Ramsés II abandonaron el monumento, dejándolo con la desnudez que encontrara AI-Mamún,
¿UN PASADIZO SECRETO? 
  Me introduje en ese conducto llamado ¿el pozo? por varias razones, y hay que tenerlas de peso para afrontar el reto que supone descolgarse por un pozo de 1 metro de ancho y con una caída de 70 metros, donde el polvo se mezcla con el sudor y el aire se hace irrespirable. Los inspectores que me acompañaban se quedaron en la Gran Galería. Cada metro que descendía se reflejaba en mis pulsaciones y la presencia de serpientes no hacía sino magnificar el desafío. Pero había poderosos motivos que me obligaban a avanzar: 
El primero fue inspeccionar la totalidad del monumento y realizar un exhaustivo inventario fotogáfico y videográfico del mismo.

El segundo fue acceder a la Gruta Natural, lo que me convirtió en uno de los pocos privilegiados que han vivido la experiencia de tener gravitando toda la pirámide sobre sus cabezas.

El tercer motivo era mi sospecha de que los sacerdotes de Ramsés II podían haber utilizado el pozo para acceder a la cámara mortuoria de Keops. Y creo que mis sospechas eran ciertas.
     Tras limpiar con la mano la pared del pozo y retirar la arena depositada a la misma altura que los tapones de granito, descubrí la presencia de cuatro piedras geométricamente perfectas y colocadas en sustitución de un gran bloque que allí faltaba. Todo este canal está tallado irregularmente, ya que los que se abrieron camino por allí fueron cortando los bloques a fuerza de golpes. Estas cuatro piedras indicaban algo. Las dos superiores se ensamblaban con la de arriba por medio de 2 centímetros de tierra que se hunde al primer empuje de mi dedo.

     Inmediatamente, apliqué la linterna y pude observar un hueco. Sostenido por los brazos de mis compañeros, pataleando con mis piernas sobre ese oscuro vacío de 70 metros, faltándonos la respiración por la falta de aire y por el exceso de polvo, no pudimos hacer más que tomar las fotos que ahora publicamos por vez primera. No me es posible afirmar tajantemente que de allí saliera un pasadizo pues esas piedras pudieron ser colocadas por los obreros de Ramsés II para retener algún desprendimiento ya que la textura del terreno en torno a la Gruta, como se puede comprobar al lado, es de naturaleza inestable. Pero en nuestros corazones y en nuestras mentes quedó impresa la sensación de que no estábamos equivocados.
   

 
EL GRAN DESCUBRIMIENTO
     La arqueología, por supuesto, no nos dará la razón, a pesar de todas las demostraciones que presentamos, ya que nuestras razones van en contra de lo que se ha mantenido hasta ahora. El propio Zahi Hawass, director de la Meseta de Giza y Saqqara, se mostró indiferente cuando le expuse mis sospechas, ya que está convencido de que la Gran Pirámide no oculta ya ningún secreto. Pero ¿quién sabe? Tal vez, mientras usted lee estas líneas alguien en la pirámide esté comprobando la veracidad mi hipótesis. Sea como fuere, dentro de poco los avances tecnológicos nos ofrecerán herramientas que permitan investigar por medios no destructivos las cámaras ocultas no sólo en la Gran Pirámide sino en todo Egipto y otros lugares del mundo. Afortunadamente acabaron los tiempos de los Mariette y loss Vyse que empleaban la pólvora como método. Y ese futuro tan próximo dará o quitará razones a quienes hemos pretendido, equivocados o no, contribuir al conocimiento del pasado, sin respetar dogmas ni limitaciones. Porque, en caso de estar acertados en nuestra teoría, el gran descubrimiento que ésta prevé no sería el de la tumba de Keops, con toda la importancia que ello tendría, sino el constatar que la Gran Pirámide ya estaba erigida en tiempos de la IV Dinastía. Posiblemente los primeros egipcios que recorrieron el Nilo hasta Giza ya se encontraron con las pirámides edificadas.

     He aquí todo un reto para la ciencia y para nuestras propias mentes.
Articulo publicado en la revista Año Cero en el mes de Mayo de 1998. Autor: Manuel J. Delgado