11-06-2015
A 1481 años luz de la Tierra, entre las constelaciones del Cisne y de Lira, invisible al ojo humano pero visible al telescopio espacial Kepler, puede estar la respuesta definitiva a la búsqueda de vida extraterrestre.
KIC 8462852 es el nombre de la estrella que podría convertirse en la primera evidencia de que no estamos solos en el universo.
Un grupo de astrónomos conocido como “Planet Hunters” (cazadores de planetas) ha encontrado evidencia de una serie de extrañas mega estructuras que orbitan la estrella KIC 8462852 y que, hasta el momento, no han logrado ser explicadas completamente por la ciencia.
Para algunos científicos, las estructuras que orbitan la estrella, a la que denominaremos KIC 84, podrían ser un grupo de cometas.
Para otros, estas estructuras podrían ser un grupo de gigantescos paneles solares construidos por una civilización extraterrestre con el objetivo de capturar la energía de la estrella KIC 84.
Una estrella más brillante, más grande y más caliente que nuestro Sol.
El Kepler y la búsqueda extraterrestre
La historia se remonta a los inicios de esta nueva etapa de la búsqueda extraterrestre que empezó con el lanzamiento del Telescopio espacial Kepler en el 2009 por la NASA.
El telescopio espacial Kepler, que lleva el nombre de uno de los científicos más importantes en el desarrollo de la teoría heliocéntrica, está ubicado en el espacio y es una especie de observatorio espacial comandado desde la Tierra.
Este telescopio espacial es un instrumento científico que mide la luz que emiten las estrellas.
Su misión fundamental es descubrir exoplanetas que puedan albergar vida.
Un exoplaneta es un planeta que orbita alrededor de una estrella diferente al Sol y que, por tanto, no pertenece al Sistema Solar.
El telescopio espacial Kepler utiliza un fotómetro
para medir la luz de más de 150,000 estrellas.
(Imagen: NASA)
Para que un planeta tenga las condiciones necesarias para generar vida necesita orbitar a una distancia determinada de su estrella denominada como la “zona de habitabilidad”.
Es solo orbitando en esta zona que la luminosidad y el flujo de radiación incidente permitirán la presencia de agua en estado líquido sobre la superficie del planeta.
Para descubrir este tipo de planetas, el telescopio Kepler mide las atenuaciones o reducciones regulares en la intensidad de la luz emitida por más de 150,000 estrellas en una región especifica del espacio.
Las atenuaciones se producen cada vez que un planeta cruza en frente de su Sol o estrella solar, interrumpiendo momentáneamente el progreso de la luz de la estrella hasta la Tierra.
Las mediciones de estas atenuaciones también determinan la distancia exacta entre el planeta y su estrella.
Todos podemos ser cazadores de planetas
El problema es que existen patrones de atenuación que son ignorados o interpretados incorrectamente por los algoritmos de las computadoras que los analizan.
Muy pronto después del lanzamiento del telescopio Kepler, los astrónomos que dirigen el proyecto se dieron cuenta que necesitaban al ojo humano reconocer cierto tipo de patrones visuales ignorados por las computadoras.
En un esfuerzo totalmente insólito para un proyecto científico, la NASA creó el grupo Planet Hunters (Cazadores de planetas) que convoca a todos los ciudadanos del mundo, con o sin formación científica, para que analicen, desde la comodidad de sus casas, los patrones de atenuación en la luz emitidas por miles de estrellas.
Cualquier puede convertirse en
un Planet Hunter o Cazador de Planetas.
(Imagen: NASA)
Si usted desea ser un “cazador de planetas” puede hacer clic en este link e inscribirse puesto que el programa aún recibe nuevos participantes.
Un simple tutorial lo recibirá y, en menos de lo que le toma revisar su mail, estará cazando planetas.
Regresando a nuestra historia, entre las miles de estrellas analizadas por el equipo de Planet Hunters, se encuentra KIC 84.
En el 2011, un grupo de ciudadanos del proyecto Planet Hunters calificó los patrones de atenuación de la luz emitida por KIC 84 como interesantes y extraños.
Las atenuaciones eran muy pronunciadas y demasiado erráticas para ser causadas por el simple paso de un planeta dentro de su órbita.
Algunas de las atenuaciones se prolongaron por días o meses, pero nunca con la misma duración.
El tránsito de un planeta hace que la luz de una estrella disminuya menos del 1% y, debido a la órbita del planeta en cuestión, de una manera totalmente regular y predecible.
Sin embargo, la luz emitida por KIC 84 ha presentado atenuaciones de hasta 22% que, además, no ocurren de manera cíclica.
La primera atenuación, de 15%, sucedió a los 800 días, la segunda, de 22%, sucedió a los 1,500 días.
Además de las reducciones drásticas de 15% y 22%, la intensidad de la luz de KIC 84 parece subir y bajar cada 20 días durante varias semanas para luego volver a su nivel de intensidad normal.
Según el celebre astrónomo y escritor Phil Plait, no se trata de un planeta:
“De arranque, sabemos que no estamos lidiando con un planeta.
Inclusive un planeta del tamaño de Júpiter solo bloquea el 1% de la luz de una estrella como esta, y no hay planetas mucho más grandes que Júpiter.
Tampoco puede ser otra estrella porque lo habríamos detectado.”
La inmensidad de Júpiter frente al planeta Tierra.
Es decir, lo que está reduciendo la luz emitida por KIC 84 es algo complejo y misterioso que ocupa, al menos, la mitad del ancho de la estrella.
La ciencia se queda sin respuestas
El patrón de atenuaciones es tan singular que Tabetha Boyajian, la astrónoma de la Universidad de Yale que lidera el equipo de Planet Hunters que descubrió el caso de KIC 84, pensó que era un error:
“Era realmente extraño. Pensamos que era un error de datos o que tenia que ver con el movimiento del telescopio, pero verificamos y no era eso.”
La única forma de explicar esta reducción errática de hasta el 22% en la luz de KIC 84 es que exista una colosal cantidad de materia orgánica, rocas y polvo espacial, orbitando cerca de la estrella.
Cuando nuestro Sistema Solar se formó, hace 4 mil millones de años, un disco de materia y desechos giró alrededor del Sol hasta que la gravedad organizó estos deshechos en planetas y asteroides. Así se formó la Tierra.
Según Boyajian, esta sería la explicación perfecta si la estrella fuese una estrella joven, pero no es el caso.
Las estrellas jóvenes están rodeadas de polvo espacial que emite un exceso de luz infrarroja y las emisiones de luz de KIC 84 no tienen un exceso de luz infrarroja.
Boyajian y varios de los participantes de Planet Hunters involucrados en el caso de KIC 84, han publicado un estudio científico (KIC 8462852 – Where’s the Flux?) explicando sus hallazgos.
El documento explora una serie de explicaciones para la materia que según las mediciones del Kepler orbita alrededor de KIC 84.
Las hipótesis van desde instrumentos defectuosos, restos de la formación de un cinturón de asteroides, una familia de cometas o un choque entre planetas.
A la izquierda, la reducción de la luz de KIC 84 del día 800.
A la derecha, la del día 1500.
(Imagen: Boyajian)
El documento sostiene que ninguna de estas teorías logra explicar con éxito los datos encontrados y que la única hipótesis que merece consideración científica es la de los cometas.
Esta hipótesis plantea que una familia de cometas orbitaba alrededor de KIC 84 y que el paso de una estrella cercana podría haber alterado sus órbitas dejando una estela de gases y pedazos de hielo cerca de KIC 84.
Estos pedazos de hielo se romperían, se calentarían y emitirían gases produciendo las variaciones en la intensidad de la luz de KIC 84 recogidas por el Kepler.
De hecho, sería una gran coincidencia que justamente hayamos apuntado el Kepler hacia esta región del espacio en el momento exacto en el que pasaban los cometas cerca de KIC 84.
Recordemos que KIC está a 1,481 años luz de distancia y que, por tanto, lo que está midiendo el Kepler sucedió hace 1,480 años.
Phil Plait sostiene que la teoría de los cometas no es definitiva: “Esto no cierra el caso.
Los cometas son una posibilidad pero es difícil imaginar un escenario en el que puedan bloquear el 22% de la luz de una estrella, es demasiado.”
El estudio de Boyajian también sostiene que si bien la teoría de los cometas podría explicar algunas de las variaciones en las mediciones de la luz de KIC 84, esta teoría falla cuando se toma en cuenta la cola de los cometas.
Las mediciones de KIC 84 no coinciden con las mediciones que indican la presencia de la cola de un cometa.
La posibilidad extraterrestre
En todo caso, el patrón de emisión de luz de KIC 84 es único y no se ha encontrado en ninguna de las otras 150,000 estrellas observadas por el telescopio Kepler.
Más de 100 científicos han estudiado los datos y no han encontrado una explicación definitiva.
Representación artística de las estructuras
que podrían estar capturando la energía
de la estrella KIC 8462852.
Jason Wright, astrónomo de la Universidad de Penn especializado en la búsqueda de signos de civilizaciones extraterrestres, tiene una visión diferente del problema:
“La probabilidad de que la teoría de los cometas sea la respuesta correcta es baja.
Pero es la mejor explicación que tenemos hasta ahora y es mucho más probable que una civilización extraterrestre.
Los extraterrestres siempre deben ser la última hipótesis que considerar.
Sin embargo, esto parece ser algo que esperarías que construya una civilización extraterrestre.”
Wright ha publicado un documento científico (The Search for Extraterrestrial Civilizations with Large Energy Supplies – IV. The Signatures and Information Content of Transiting Megastructures), en el que menciona el caso de KIC 84, dónde avanza la idea de que el telescopio Kepler puede ser utilizado para identificar estructuras que puedan ser indicios de la presencia de una civilización extraterrestre.
Según Wright, una esfera de Dyson construida por una avanzada civilización alienígena es consistente con los datos recogidos por el telescopio espacial Kepler sobre la luz emitida por KIC 84.
Hace varias décadas, el físico Freeman Dyson popularizó una idea interesante:
podríamos construir miles de paneles solares y ponerlos alrededor del Sol para capturar su energía y enviarla hacia la Tierra para nuestro uso.
Esta idea evolucionó en lo que conocemos como “la esfera de Dyson”.
No sería extraño que una civilización tecnológicamente más avanzada que la nuestra haya desarrollado la tecnología necesaria para capturar directamente la energía de la estrella KIC 84.
La ciencia ha demostrado que toda la energía capturada en los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, de los cuales dependen la mayoría de las actividades humanas, es energía de nuestro Sol o estrella capturada a través de fotosíntesis.
Cada vez que quemamos combustibles fósiles estamos liberando la energía que las plantas y/o animales de nuestro planeta capturaron hace millones de años.
Comparación entre el tamaño de
la Tierra, Júpiter y el Sol.
En resumen, en el planeta Tierra todos vivimos utilizando indirectamente energía solar.
El problema es que el proceso de formación de los combustibles fósiles dura millones de años y no es energía que se pueda renovar.
En algún momento del futuro muy cercano, nuestras reservas de combustibles fósiles se agotaran.
Esta es la razón por la que ahora estamos empezando a utilizar paneles solares y energía generada por el viento o por el movimiento del mar.
Una civilización más antigua que la nuestra habría consumido todos sus combustibles fósiles hace miles de años y estaría obligada a capturar la energía de su estrella de forma más directa e inmediata.
Paneles solares extraterrestres
Quizás, las estructuras detectadas por el telescopio Kepler son paneles solares gigantescos colocados alrededor del KIC 84 por una civilización extraterrestre, con el objetivo de capturar la energía de la estrella.
Es importante imaginar el tamaño que deberían tener estas estructuras para explicar los datos recogidos por el Kepler.
Todo indica que estamos detectando un enjambre de estructuras que, en su totalidad, tienen la quinta parte del tamaño de nuestro Sol, son más grandes que el gigantesco planeta Júpiter y, por supuesto, varias veces más grandes que la Tierra.
Los erráticos patrones de reducción de intensidad de la luz de la estrella KIC 84 lograrían ser explicados si tomamos en cuenta que estos paneles solares gigantes podrían tener formas inusuales y que podrían ser utilizados dependiendo de la necesidad de energía de la civilización que los construyó.
Durante algunas semanas, se activarían todos los paneles solares o solo algunos, dependiendo de cuanta energía se necesite y se pueda almacenar.
Representación artística de las estructuras
que podrían estar capturando la energía
de la estrella KIC 8462852.
Otra explicación podría ser que las erráticas variaciones en la intensidad de la luz de KIC 84 se deben a que estamos presenciando el periodo de construcción e instalación de estos paneles solares.
Si consideramos que los científicos del SETI, siglas de Search for Extraterrestrial Intelligence (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) han sugerido por años que una forma de detectar la presencia de civilizaciones extraterrestres es observando enorme artefactos tecnológicos orbitando otras estrellas, la hipótesis extraterrestre para explicar el caso de KIC 84 cobra más fuerza.
Pero, la hipótesis extraterrestre también presenta algunos problemas para explicar el fenómeno.
Por ejemplo, la estructura debería estar en órbita y esto produciría un patrón de disminución de la luz, esto al margen de los paneles que se utilicen cada día.
Esto se podría explicar si es que estamos observando el período en el que se construyeron estos paneles solares.
La construcción de los paneles solares podría explicar porque la reducción pasó de 15% en el día 800 a 22% en el día 1500.
Si las estructuras no estuviesen en órbita sino que fuesen naves que de se desplazan por los alrededores de KIC 84 también se podría explicar el patrón errático.
Otro problema con la teoría de los paneles solares es que si la estructura está absorbiendo el 20% de la energía de la estrella tiene que calentarse y esto generaría una serie de indicadores en el espectro infrarrojo, pero, como hemos mencionado, no se ha encontrado exceso de señales infrarrojas.
La única forma de explicar esto sería incluir la posibilidad de metales y leyes físicas que la humanidad desconoce pero que esta supuesta civilización extraterrestre podría dominar.
Cerca a la constelación Cygnus o del cisne
puede estar la respuesta a la búsqueda de vida extraterrestre.
(Imagen: NASA)
Buscando a los ingenieros extraterrestres
Es interesante explorar que tipo de civilización podría ser capaz de tener el nivel tecnológico para construir una estructura más grande que el planeta Júpiter, sean naves o paneles solares, y, al mismo tiempo, permanecer en un rincón del universo sin que aquí en la Tierra sepamos de su existencia.
En 1964, el astrofísico soviético Nikolai Kardashev desarrolló un sistema para clasificar el nivel de desarrollo tecnológico de una civilización basándose en la cantidad de energía que es capaz de utilizar.
La escala de Kardashev tiene tres categorías. Las civilizaciones Tipo I son capaces de aprovechar toda la energía disponible en su planeta.
Las civilizaciones Tipo II son capaces de aprovechar toda la energía disponible en su estrellaLas de Tipo III aprovechan toda la energía disponible en su galaxia
Si el Kepler ha realmente detectado una estructura extraterrestre que captura la energía de KIC 84 estaríamos ante la obra de una civilización Tipo II o III.
Tomando en cuenta que KIC 84 está a 1481 años luz de distancia de la Tierra, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que lo que ha detectado el telescopio Kepler existe, al menos, desde hace 1481 años, que es lo que tarda la luz de esta estrella en llegar a nuestra vecindad espacial.
Es decir, mientras aquí en la Tierra la humanidad entraba al siglo VI, Justiniano se hacia emperador de Constantinopla y el profeta del Islam Mahoma nacía en Oriente, allá, entre las constelaciones de Lira y el Cisne, un enjambre de paneles solares gigantes capturaban la energía de la estrella KIC 84.
Representación artística una civilización Tipo II o III.
Cabe preguntarse, ¿Qué ha podido desarrollar esta civilización en los últimos 1400 años?
¿Acabaron exterminándose? ¿Por qué no tenemos evidencia científica de la llegada a nuestro Sistema Solar de naves o representantes de civilizaciones Tipo II como la que podría haber construido las supuestas estructuras que orbitan KIC 84?
El Silicon Valley de la Galaxia
El físico británico Paul Davies sostiene que las estrellas más antiguas de cada galaxia se encuentran en el centro de la galaxia.
Es decir, las civilizaciones más antiguas y más avanzadas, las de Tipo II y III, deberían estar ubicadas en el centro de la galaxia, muy lejos de nuestra vecindad espacial.
Nuestro planeta se encuentra ubicado a medio camino entre el centro y los limites de la galaxia, la Vía Láctea. .
Así tengamos la certeza de que en el centro de la Vía Láctea existe una civilización Tipo III con intenciones claras de colonizar toda la galaxia, le tomaría varios millones de años llegar hasta nuestra vecindad espacial.
Esto, no solo tomando en cuenta que sus objetivos militares sean realmente ambiciosos sino que perduren lo suficiente para llegar a nuestro Sistema Solar.
Davies especula científicamente al respecto:
“Con una nave que viajase a la décima parte de la velocidad de la luz tomaría solo 1 millón de años cruzar la galaxia.
Si hubiese una civilización extraterrestre que haya durado los últimos mil millones de años, el viaje de un millón de años sería posible.”
El Sol y la Tierra están ubicados
a medio camino entre el centro
y la parte externa de la galaxia.
Por supuesto, el viaje galáctico no se haría en un solo tramo sino que la civilización se convertiría en un pueblo galáctico errante que iría de planeta en planeta colonizando y explotando recursos naturales.
Esto haría que el viaje galáctico durase aproximadamente tres millones de años.
El hecho de que en el centro de cada galaxia se encuentra un mega agujero negro de tiene también un rol importante en el desarrollo de una civilización Tipo III.
El gran agujero negro podría no solo ser fuente de energía para estas civilizaciones galácticas sino que, además, podría haberles permitido, muy tempranamente, estudiar de cerca las implicaciones cuánticas del evento horizonte y la verdadera naturaleza de la materia oscura y la energía oscura que ocupan más del 90% del universo conocido.
Si tomamos en cuenta que los nuevos descubrimientos científicos apuntan a la existencia de varias dimensiones en el universo, existe la posibilidad de que las civilizaciones más antiguas, aquellas que hayan alcanzado el nivel III hace millones de años, vivan en dimensiones diferentes a la nuestra.
El factor más importante para encontrar evidencia científica de la existencia de civilizaciones extraterrestres es el tiempo.
En el tiempo del universo, que tiene aproximadamente 20 mil millones de años de vida, un millón de años no es nada, mientras que para los humanos un millón de años es aproximadamente 150 veces el tiempo que nuestra especie ha vivido sobre la Tierra.
Civilizaciones extraterrestres
podrían utilizar los mega agujeros negros
en el centro de las galaxias
como fuente de energía.
Según Michio Kaku, el tiempo juega en contra de los humanos pero no es un problema para las civilizaciones de Tipo II o III puesto que debido a la energía de la que disponen, son civilizaciones inmortales.
Una civilización de Tipo II o III puede sobrevivir a terremotos, choques de asteroides, choques planetarios y hasta explosiones de supernovas.
El SETI llega con la caballería
Los científicos Boyajian y Wright han unido esfuerzos con Andrew Siemion, director del Centro de Investigación de SETI de la Universidad de California para pedir que se investigue si existen emisiones de frecuencias de radio especificas provenientes de la estrella KIC 84.
Según Siemion, existen 3 tipos de frecuencias de radio asociadas con actividad tecnológica.
Si se encontrase cualquiera de estas tres frecuencias en la vecindad espacial de KIC 84, sería una señal inequívoca de la presencia de una civilización tecnológicamente avanzada.
La solicitud de uso del telescopio de ondas de radio ha sido enviada a varios observatorios, entre ellos, al del telescopio de Green Bank en Virginia, uno de los mejores del mundo.
Los 3 investigadores coinciden en que se necesita observar el fenómeno con todos los telescopios posibles, visuales y de radio, para poder entender mejor lo que sucede.
El radio telescopio de Green Banks
es uno de los mejores del mundo
y podría esclarecer el misterio
de las estructuras de KIC 84.
En un mes o dos, se conocerá si el requerimiento de utilizar el telescopio de radio frecuencias para escuchar a KIC 84 es aprobado.
Si todo va bien, la primera ronda de observación sucederá en Enero del 2016.
Los extraños patrones de luz de KIC 84 se observaron desde el 2011 hasta el 2013.
En Mayo del 2013 se detuvieron las mediciones puesto que el telescopio Kepler sufrió serios problemas técnicos.
El Kepler fue reparado parcialmente pero ahora apunta sus instrumentos a una zona diferente del espacio.
Por consiguiente, no se tienen nuevos datos sobre los patrones de intensidad de luz de KIC 84.
Por ahora, solo queda pensar que las esperanzas de que podamos encontrar evidencia de la existencia de una civilización extraterrestre están en nuestras manos puesto que tienen que ver con la supervivencia del planeta.
Según el científico Michio Kaku, la civilización terrestre no ha llegado siquiera a lo que es una civilización Tipo I y corre el riesgo de no llegar a serlo nunca.
Para llegar a ser una civilización Tipo I, necesitamos ser un planeta unido en diferentes niveles y estamos muy lejos de serlo.
Desgraciadamente, todo indica que no hemos aprendido nada de la evolución del universo y que, en vez de ir hacia el progreso colectivo y el desarrollo tecnológico que nos permitan vivir en una sociedad justa, igualitaria y solidaria, hemos hecho todo lo contrario.
El templo de Luxor, en Karnak,
huella de una civilización muy diferente a la nuestra.
Decir que la humanidad tiene memoria corta es poco, sufrimos de amnesia colectiva.
No es posible que olvidemos todo lo que hemos recorrido para llegar al presente.
Hace solo 7,000 años, los Sumerios relataban en tablillas de arcilla lo que le enseñaron sus maestros; hace menos de 4,000 años florecían civilizaciones como la egipcia dedicada a entender los misterios que yacen entre la vida y la muerte.
Hemos perdido el ímpetu que durante el “otro renacimiento” nos impulsó a explorar con mente abierta las filosofías de Occidente y de Oriente…
Hemos apostado todo por una sociedad que transita por el día como un grupo de zombies pensando únicamente en como adquirir más dinero, cómo pagar cuentas y cómo comprar más bienes.
Cada uno rumiando a la escala de lo que sus posibilidades le permiten:
los más grandes pensando en cómo conquistar nuevos territorios ricos en petróleo y los más pequeños pensando en cómo llegar a cubrir el dinero necesario para poder alimentar diariamente a su familia.
En estos tiempos, detenemos a mirar al cielo y pensar de dónde venimos y a dónde vamos es un acto tan estúpido y suicida como pararse en medio de la autopista esperando ser atropellado.
El sistema nos ha cegado como la luz de la zarza que se le apareció a Moisés y nos ha vuelto sus esclavos.
Destruimos el planeta y todas las criaturas que viven en él bajo la premisa de que somos la especie más importante y merecemos sobrevivir.
Si no cambiamos radicalmente nuestro modelo de vida no tenemos ninguna posibilidad de llegar a ser una civilización planetaria de Tipo I, digna de perdurar millones de años, transmitiendo conocimiento de planeta en planeta, de galaxia en galaxia.
Ubicada a 7,500 años luz de distancia de la Tierra, en la Nebulosa de Carina, se encuentra una de las estrellas más grandes del universo, Eta Carinae.
Es 150 veces más grande que el Sol y es cuatro millones de veces más luminosa que el Sol.
¿Qué civilizaciones extraterrestres se alimentan de la energía de Eta Carinae?
http://www.bibliotecapleyades.net/vida_alien/alien_contact55.htm
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