Científicos: «Las consecuencias de una guerra nuclear alienígena pueden ser observadas desde la Tierra»
Si la vida inteligente está diseminada por todo el universo, entonces existen chances que hayan desarrollado tecnologías similares a las nuestras, incluyendo armas químicas y nucleares. Ahora, un grupo de científicos ha estudiado las formas en que dichas civilizaciones tecnológicas podrían aniquilarse a sí mismas y dejar tras de sí un rastro detectable de su autodestrucción. El desarrollo de tecnología es una fracción importante de la Ecuación de Drake. Con eso en mente, Adam Stevens, del Departamento de Física de la Open University, en Milton Keynes, Inglaterra, junto con colegas de las universidades de St. Andrews y Cornell, se propusieron averiguar si dicha tecnología podría dibujar una «firma» visible para nuestros telescopios en la Tierra y en el espacio. En el artículo, intitulado Firmas Observacionales de Civilizaciones Autodestructivas, los científicos discuten varias formas en que las civilizaciones tecnológicas podrían llegar a su fin. Entre los ejemplos más probables destacan guerras nucleares, bioterrorismo, contaminación planetaria y algo llamado «porquería gris». «Algunos difícilmente puedan ser observados en distancias interestelares, pero ciertos escenarios apocalípticos son capaces de producir cambios significativos en la composición atmosférica detectables por serendipia con la próxima y más potente generación de telescopios», explica Stevens. Para cada escenario, se detallan los tipos de señales que se emitirían en la atmósfera de los planetas y la probabilidad que sean detectadas: Guerra nuclear: Las armas nucleares producen estallidos de radiación gamma cortos e intensos. Los investigadores dicen que los destellos producidos son detectables con las mismas técnicas utilizadas para detectar los brotes de rayos gamma (GBR). Pero debido a que los GBRs son causados por diversos eventos, la probabilidad de distinguirlos de una guerra nuclear es muy baja. Bioterrorismo: En cuanto a las firmas creadas por el armamento químico, los autores del estudio dicen que «al mismo ritmo de producción biológica que en la Tierra, los efectos en la atmósfera se evidenciarían por cerca de un año y luego desaparecerían rápidamente, siendo virtualmente casi imposibles de detectar. Contaminación Planetaria: Crearía un anillo de escombros alrededor del planeta que duraría unos pocos miles de años. En el caso más extremo, la destrucción de cuerpos planetarios produce «un fuerte estallido inicial de radiación» seguido de una producción de escombros que contendrían la evidencia de haber sido generados por la contaminación. Porquería Gris: Este término se refiere al fin del mundo a manos de hipotéticos robots autoreplicantes que llegaron al punto de consumir toda la materia del planeta. «La situación comparte varias características con un invierno nuclear», afirman los investigadores. Este escenario generaría enormes cantidades de polvo que se depositaría en dunas de arena o quedaría suspendido en la atmósfera. Dependiendo del tamaño de los granos de polvo, sería posible observar un incremento del brillo a medida que disminuye el ángulo medido por el observador entre la estrella anfitriona y el planeta. Sin embargo, el tiempo por el cual estas «firmas» son observables es insignificante al ubicarlas en el contexto temporal cósmico. Teniendo esto en cuenta, habría que preguntarse si es realmente algo inteligente buscar este tipo de señales, o, yendo más allá, si realmente puede considerarse inteligente una civilización que se destruye a sí misma…
Artículo publicado en MysteryPlanet.com.ar: Científicos: «Las consecuencias de una guerra nuclear alienígena pueden ser observadas desde la Tierra»
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