viernes, 28 de agosto de 2015

EL INTESTINO NUESTRO SEGUNDO CEREBRO



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EL INTESTINO NUESTRO SEGUNDO CEREBRO


Los científicos de ahora creen que el intestino funciona como un segundo cerebro. Pero esto no quiere decir necesariamente que te ayudará a estudiar para un examen o conseguir un mejor puesto en el trabajo, tu intestino puede influir en la química de tu estado de ánimo, emociones, sistema inmunológico y salud a largo plazo. La investigación sugiere incluso que el intestino puede “aprender” nuevos trucos a través de acondicionamiento. Estas conexiones de gran alcance, son parte de un campo emergente de la ciencia llamada neurogastroenterología, diseñada para estudiar el enlace intestino-cerebro.
Todas nuestras emociones, sensaciones de bienestar se generan en nuestros intestinos. El 90% de la serotonina, la hormona del bienestar, la producimos en el intestino. Poseemos un verdadero cerebro dentro de nuestras entrañas, y su función neuronal es muy parecida a la actividad cerebral de la cabeza. Ahora te dejamos 10 datos sobre la inteligencia del intestino que no sabías.

1. El intestino es el único órgano del sistema que puede llevar a cabo sus funciones sin la supervisión del cerebro

Se podría pensar de tu intestino como un rebelde contra la autoridad; no espera a que los impulsos de tu cerebro hagan el trabajo importante de la digestión. No es necesario ya que el intestino actúa como su propio “cerebro”. Ningún otro órgano, incluso el corazón “todopoderoso”, puede compararse con esta habilidad.

2. Hay más de 100 millones de células cerebrales en tu intestino

El poder de tu intestino de pensar por sí mismo no es ninguna sorpresa; hay millones de células cerebrales o neuronas, en sus largos ductos (9 metros de intestinos, desde el esófago hasta el ano). Y son más neuronas que las que se encuentran en la médula espinal o sistema nervioso periférico.

3. El intestino tiene su propio sistema nervioso

El sistema nervioso entérico, es el mecanismo de control de la digestión y eliminación, es el soberano de tu intestino y funciona por su propia cuenta. Algunos científicos lo ven como parte del sistema nervioso central, mientras que otros lo consideran propio del intestino. Probablemente evolucionó para dar al intestino la orden de continuar.

4. El intestino envía señales emocionales al cerebro, lo que sugiere que “sentimos” primero con nuestros intestinos

Hay un nervio visceral grande, encajado en el intestino, el nervio vago. Investigaciones han revelado que hasta el 90% de sus fibras llevan información desde el intestino al cerebro, en lugar de que sea al revés. En otras palabras, el cerebro interpreta las señales del intestino como las emociones. Así que a veces realmente debes confiar en tus intestinos.

5. Padecimientos gastrointestinales pueden verse como la “enfermedad mental” del intestino

Un 95% de la serotonina de tu cuerpo, esa molécula de humor maravillosa que sirve como antidepresivo como el Prozac en tu cuerpo, puede encontrarse en el intestino. Piensa en eso. No es de extrañarse que la dieta, los medicamentos y antibióticos puedan causar estragos en el estado de ánimo.
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6. Un intestino saludable puede proteger tus huesos

En un estudio de la relación serotonina-intestinos, los científicos descubrieron un vínculo inesperado entre el intestino y los huesos. Inhibir la liberación de la serotonina en el intestino había contrarrestado la reducción de la densidad ósea de la osteoporosis.

7. Nuevas investigaciones muestran vínculos entre el autismo y menos cepas de bacterias en el intestino

En nueve de cada 10 casos, las personas autistas tienen en común desequilibrios intestinales como el síndrome de intestino permeable, el síndrome del intestino irritable y menos cepas de bacterias “buenas”. Investigaciones están buscando posibles tratamientos de algunos de los trastornos conductuales del autismo por equilibrio de bacterias en los intestinos, aunque muchos advierten que estos tratamientos no pueden producir una “cura” para el autismo.

8. La comida afecta tu estado de ánimo

Hay diferentes alimentos que al introducirse en el intestino a través de tubos de alimentación, demostraron causar un cambio en los estados de ánimo de la persona, sin que tuviera conciencia de que era lo que estaba “comiendo”. La grasa, por ejemplo, aumentó los sentimientos de felicidad y placer (sorprendente, ¿verdad?) que parecen activar la liberación de dopamina, el opiáceo natural del cerebro. También, el consumo de hidratos de carbono, estimuló la liberación de serotonina, el neurotransmisor del “sentirse bien”.

9. Tu intestino es tu mejor amigo en la temporada de resfríos y gripe

Tu intestino no solo tiene muchas de las células cerebrales, sino también alberga la mayor parte de las células inmunes, el 70%, y estas se presentan en forma de tejido linfoide asociado al intestino, o TLAI, que desempeña un papel enorme en la defensa, matando y expulsando a los invasores extranjeros de enfermedades. El TLAI y tu microbioma intestinal, que son los billones de bacterias que viven como un inmenso universo microbiano en tu intestino, trabajan duro para ayudarte a deshacer de lo que más te aqueja. Es razón de más para tener cuidado con el uso de antibióticos, ya que estos acaban con las bacterias beneficiosas junto con las malas.

10. Tu intestino puede convertirse en adicto a opiáceos, al igual que tu cerebro

Dentro de tus intestinos se encuentran receptores opiáceos, que también se encuentran en el cerebro. El intestino es tan susceptible a la adicción como el cerebro y puede, de hecho, contribuir a la intensa dificultad que algunos adictos tienen de dejar el hábito.