Relación
cuerpo, mente, emociones
Nuestras emociones
reprimidas derivan en la supresión de la actividad y, en último lugar, en la
contracción crónica de los músculos que se podían emplear para expresar esas
emociones. Ya sea que reprimamos emociones positivas o negativas: rabia, temor,
odio, alegría, frustración, pena u otras. Como zonas más vulnerables en nuestro
cuerpo citaría los músculos y tejidos que rodean el cuello y la columna, la
cara y especialmente la mandíbula, el estómago y los intestinos, el diafragma
como principal músculo de la respiración y la zona pélvica con su influencia en
las piernas. Todas estas zonas del cuerpo que producen sensaciones que
despiertan una excitación emocional pueden tener el aporte sanguíneo reducido
debido a las contracciones musculares. La mente y su parte subconsciente al
estar en relación con estos patrones de tensión y contracción, nos va a dar
también un camino para el tratamiento terapéutico. Muchos pacientes que se
someten al método cráneo-sacral y liberación emocional vienen por algún dolor o
trastorno concreto. Otros quieren vivir la vida más plenamente y profundizar en
sus miedos y tensiones. Con la primera sesión, viendo las disfunciones en el
ritmo cráneo-sacral, podemos evaluar el sistema y saber dónde podemos empezar a
trabajar en el cuerpo. A medida que vamos profundizando en las siguientes
sesiones, podemos llegar al núcleo del problema.
Estrés:
la plaga de nuestro tiempo
Tenemos un estrés que
es positivo y que lo definiríamos como la capacidad efectiva del ser humano
para responder a un estímulo. Este tipo de estrés es sano y se denomina
Eustrés. Tiene que ver a un nivel físico con el empuje y la energía que nos
estimula a mejorarnos. Todos necesitamos una cierta dosis de estrés, unos
ciertos retos en la vida ya que la apatía y la rutina nos puede llevar al otro
tipo de estrés. El cuerpo y la mente están hechos para usarlas con actividades
que nos gratifiquen. Pero tenemos el estrés negativo y dañino que hoy en día es
muy común y se denomina Distres o lo que denominamos normalmente cuando
utilizamos el término estrés. Se produce cuando la presión que soportamos en la
vida o en un acontecimiento es excesivo, dura demasiado o no tenemos suficiente
recursos para responder adecuadamente. Hay factores externos que han demostrado
que pueden generarlo: la prisa, el exceso de información que nos bombardean
diariamente, la manera de vivir cada vez más artificial, las exigencias y competitividad
del mundo laboral, la falta de valores de nuestra sociedad, la perdida de
contacto con la tierra y la mala alimentación, etc. Pero también es muy
importante la manera en que reaccionamos y nos relacionamos con nuestros
conflictos. El estrés negativo es democrático, lo pueden sufrir personas de
cualquier edad y condición social. Y la misma situación se pude vivir o no
vivir amenazante si la persona está preparada interiormente y tiene recursos.
Como características
del estrés negativo:
·
La percepción de
amenaza nos sobrepasa.
·
Perdemos la capacidad
de resiliencia que se describe como la capacidad de recuperarse y recobrarse
ante una situación difícil.
·
No tenemos o no somos
conscientes de nuestros recursos.
·
Nos hacemos más
vulnerables y cometemos más errores.
·
Respondemos
inadecuadamente y de manera desproporcionada a los retos y situaciones.
·
Nos produce
desequilibrios a todos los niveles e incluso puede tener consecuencias en el
organismo.
Los requerimientos y
los retos que hoy en día tenemos los humanos son inmensos y diferentes de hace
pocos años. Se ha roto el equilibrio, nos hemos vuelto más mentales y menos
físicos. Y esto afecta y afectará cada vez más en los próximos años a nuestro
sistema nervioso. El equilibrio natural entre las dos ramas del sistema
nervioso autónomo, simpático y parasimpático (acción y freno) se desequilibran.
Hoy en día es un hecho comprobado por los diferentes estudios que el estrés
pude ser detonante o agravante de diferentes patologías. Lo podemos considerar
una plaga de nuestro tiempo y que afectará a un mayor número de personas.
Lamentablemente, es después de un infarto o de una crisis de pareja cuando
algunos cambian sus hábitos de vida; o después de estudiar el coste económico
que provoca el absentismo laboral cuando las organizaciones se preocupan de
estudiar qué está pasando. Y detrás de todo la sociedad está interesada en que
consumas, sin importarle tu felicidad.
La
terapia cráneo-sacral y la teoría de los «nudos de energía»
Ya es un hecho
aceptado, incluso por la medicina ortodoxa, la relación entre el cuerpo y la
mente. Incluso diría yo la relación íntima entre cuerpo, mente, emociones y
espíritu. En el campo de la psico-neuro-inmunología se han descubierto las
conexiones entre los estados psicológicos negativos y su influencia en la
respuesta inmunológica. En nuestro cuerpo se puede leer nuestro estado mental y
emocional. Nuestros estados emocionales, ya sean de estrés, excitación,
represión, etc., se van a reflejar en patrones y posturas musculares características.
Incluso los traumas físicos y emocionales del pasado están reflejados en
nuestros tejidos, lo que denominamos «nudos de energía».
Los «nudos de energía»
(energy cyst), termino acuñado originalmente por la terapia cráneo-sacral
americana, son áreas de disfunción corporal que se manifiesta como obstrucción
a la eficiente conducción de energía y electricidad a través de los tejidos del
cuerpo (principalmente fascia).La función normal del cuerpo se ha inhibido en
esa área y el cuerpo se debe adaptar a esa actividad desorganizada. Puede ser
resultado de: traumas físicos, invasión patógena, disfunción fisiológica,
problemas mentales y emocionales. Tomando como ejemplo un trauma físico, un
accidente, el cuerpo tiene dos maneras de responder a la fuerza física de la
injuria: empieza inmediatamente a disipar esta fuerza y el proceso natural de
curación sigue, o la fuerza física impuesta en el cuerpo se retiene en lugar de
disiparse. Si la energía no puede disiparse como calor, el cuerpo localiza y
concentra la energía, encapsulándola o aislándola como un nudo de energía. El
cuerpo se adapta a la presencia del nudo, comprometiendo el proceso normal de
funcionamiento, se entorpece la movilidad fascial, se reduce la normal
conductibilidad eléctrica de los tejidos envueltos, se reduce el flujo de
energía alrededor de los meridianos de acupuntura. Todo esto debilita la
energía corporal creando tensión y disfunción.
Hay tres factores
importantes para determinar si el cuerpo es capaz de disipar la energía
traumática:
1. La cantidad de energía: si el impacto es
demasiado grande puede comprometer la habilidad del cuerpo para disiparla.
Anteriores injurias en
la misma área corporal:
Se vuelve una zona más vulnerable y puede comprometer la habilidad para
disipar la energía.
1. Ciertos estados emocionales negativos: como el enfado, o el
miedo paralizan la habilidad del cuerpo para disipar la energía. Si estos
estados negativos son dominantes en el momento del accidente o injuria, el
cuerpo probablemente retendrá la fuerza de la injuria desarrollando un nudo
energético. Una vez que las emociones negativas se han descubierto y revivido
con el apoyo del terapeuta, será más fácil liberar el nudo energético.
Diferentes
aproximaciones de la terapia cráneo-sacral
A fin de entender las diferentes
aproximaciones de la terapia cráneo-sacral, las cuales son todas muy válidas,
necesitamos distinguir entre aproximaciones biomecánicas y biodinámicas. En la
aproximación biomecánica tendemos a trabajar con las manifestaciones más
físicas del sistema. Y exploramos sobre todo mediante examen activo del
movimiento, pero también mediante percepción pasiva.
En el principio
biodinámico entramos en contacto con todas las fuerzas en juego con una visión
del sistema que subyace en todo el trabajo. La fisiología corporal del cliente
usa estos principios para autocorregir sus propios problemas. Sutherland
descubrió, a principios de 1900, que los huesos de la cabeza tenían cierta
movilidad. Durante los siguientes 50 años dedicó su vida y trabajo clínico a demostrar
y encontrar las implicaciones que esta movilidad tenía para el cuerpo humano.
En los últimos años de
su vida expuso sus teorías más avanzadas, presentando el concepto de
«respiración de vida» (breath of life) como la fuerza vital que en el sistema
humano expresa el principio inherente de orden y curación. Se puede percibir
como una sutil movilidad o «marea», en todo el cuerpo, formando lo que llamó
«mecanismo respiratorio primario».
Sutherland dio una
gran importancia a posibilitar que el mismo sistema actúe terapéuticamente.
Como decía Rollin Becker el terapeuta debe reparar menos y asistir más
activamente el proceso curativo. Como digo habitualmente en mis seminarios de
formación, los terapeutas necesitamos aprender a cooperar con el sistema del
cliente, su programa personal y la necesidad vital de retornarlo a la salud. La
aproximación al tratamiento debe ser siguiendo las palabras de Sutherland: «Ser
consciente del equilibrio profundo y permitir a la función fisiológica interna
del cuerpo para que manifieste su inequívoca potencia, antes que aplicar
fuerzas ciegas desde afuera». En este espacio de escucha me aproximo al cliente
con respeto y aceptación.
Alberto Panizo
Osteópata, terapeuta cráneo-sacral y escritor
www.craneosacral-panizo.com
Osteópata, terapeuta cráneo-sacral y escritor
www.craneosacral-panizo.com
Origen: http://www.naturalrevista.com/la-terapia-craneo-sacral-y-la-liberacion-emocional/